Llevando a Jason

Llegué gracias a su indicaciones, aparqué al borde de la carretera un par de metors antes de pasar al lado de La Push.

- ¿Tu no puedes, verdad? - pregunté sin bajarme del auto aún.

-No creo -suspiré.

- ¿Te gustaría ir a cenar a casa? - ofreci. No me iría hasta obtener un "SI" como respuesta

Meneé la cabeza de un lado al otro. Me quedaría sentadito ahí mismo, eso era seguro.
Llevé mi mano al estéreo y presioné el botón de la radio.

Le miré, ¿pensaba quedarse todo el día en el auto?
-¿No piensas bajarte?

- El auto está comodísimo - comenté, rebotando sobre el asiento.

-Lo dañaras -aseguré, riendo.

- Tampoco soy tan pesado - me quejé, cruzándome de brazos preparado para armarle un berrinche por lo que acababa de decir.

-No seas infantil y bájate -abrí la puerta del lado del conductor y bajé, el olor era asfixiante.

Reí abiertamente y por fin salí del auto, no sin antes apagar la radio.

Me senté sobre el capo.
-¿Vives cerca de la playa? -pregunté.

- Muy cerca - asenti torpe con mi cabeza y caminé hacia donde ella.

- Es bonito - admití, encogiéndome de hombros. Metí las manos dentro de los bolsillos del pantalón y pateé una pequeña piedrita de por ahí. - ¿Te caigo bien, Kate? - pregunté, curioso.

-Para ser un cachorro, sí -asentí.

- No soy cachorro... soy todo un lobo - le aclaré con un toque de diversión. Mentira; ella tenía razón. Tal solo era un simple cachorro.

-Admitelo, eres un cachorrito -le despéiné, divertida.

Tomé su mano entre las mías.
- No soy cachorro, Kate - le contradije arrugando el ceño.

-Que sí -repusé infantil.

- Te morderé la mano si sigues - amenacé, llevándome la mano sin previo aviso a mi boca (sin hacerle nada aún )

-Y yo la tuya -le saqué la lengua.

Abrí la boca bien grande. Pretendía cumplir mi amenaza y eso era obvio.

Fruncí el ceño.
-Jason -no pude contener la risa.