En la cafeteria

Estreché su mano, sin sonreir pero mostrando interés en ella. Me parecía una persona agradable hasta ahora.

-Encantada Leighton. ¿Quieres una manzana? -dije mirando de soslayo mi bandeja.

-Adelante, aquí tienes. –dije acercándole mi bandeja. Luego noté su desconcierto y decidí explicarme –Nunca tengo hambre, asique la comida que compro siempre termino desperdiciándola. Ni de broma alcanzaría a comer todo esto asique…-me encogí de hombros-digamos que estoy así como enferma.

-Pues como “tener” sí tendría que comer, pero entre el dicho y el hecho hay mucho trecho…¡No pienses mal, p tengo trastornos alimenticios! –me apresuré a asegurar rápidamente, de una forma un tanto cómica. No fuera cosa que además de rara me ficharan de anoréxica, por ejemplo.

-Como, claro que si, como cualquier ser humano. Pero… Estoy harta de comer y comer y no aumentar nada de peso, asique hay momentos como ahora en los que no me molesto en comer.

Observé como comía la manzana. Me recordaba a la Cenicienta… Pero que idiota, esa era Blancanieves.

-Antes tenía hambre, pero desde la muerte de mis padres he perdido el apetito… Los médicos dicen que es una especie de anemia, pero no estoy muy segura de eso.-añadí con tono misterioso.

Intenté tranquilizarla con un movimiento de manos.

-No te preocupes, tú no los asesinaste, además con el tiempo uno se acostumbra a hablar de ciertas cosas. En fin… ¿Y qué cuentas de tu vida? –la cafetería no me parecí el lugar indicado par hablar de enfermedades y padres muertos.

-Yo también llegué hace poco. Extraño Seattle… Aunque Forks tiene su encanto –dije pensando en algunas personas “especiales” que había conocido y que decididamente no iba a habar de ellas frente a humanos.

Mire con desapruebo a Soria.-Tienes que comer Soria, si no te gusta la comida del instituto te puedo comprar algo de afuera.-Le propuse recordando que la ultima vez que la vi tampoco habia comido nada.

-No vas a obligarme, MK –la idea original era decirle “No puedes obligarme” pero ella era una vampira, y podría obligarme a comerme mis libros si así lo quisiera. Sentí un escalofrío. Algo me decía que estaba invocando al Huracan MK.

Quieres apostar a que lo hago?.-Fui hasta la mesa de comida y tome una rebanada de pizza. La puse al frente de ella y me pare con los brazos cruzados.-De aqui no te vas hasta que te lo comas todo.-Le dije con tono de mama cuidadora.

Miré la rebanada de pizza y a MK alternativamente.

-Estás loca. Al menos ten la bondad de darme algo saludable o… O mejor dame un Lemon Pie… Si lo consigues, claro. Es que son mis favoritos.
Luego evalué la posibilidad de manchar su vestimenta con la pizza si seguía insistiendo. Estaba segura de que eso le afectaría.

Vi maldad en los ojos de Soria, supuse que haria algo malo contra mi.-Ok, te traigo un Pie, esperame.-En un abrir y cerrar de ojos fui hasta una tienda cercana a la escuela y le traje lo que queria.-Ahora tragatelo.-Le dije entre risas.-No quiero alimentarte como si fueras un bebe.

-Bien bien, ya engullo -dije pendiente de que si no lo hacía, MK era capaz de alimentarme ella misma, o incluso por ultravenosa.
-¡Lemon pie!-dije sin ocultar mi felicidad. Era una de las pocas comidas que me agradaban. Lo comí sin quejarme, pero seguía sin hambre.
-MK si tanto te preocupa podrías llevarme al hospital -dije medio en broma.

Lo haria si pudiera, pero para eso creo que tendria que usar una camisa de fuerza.-Le dije bromeando.

-Es verdad, si no llevaras una puesta, no te dejarían entrar… Además dudo que te dejen salir –dije mientras terminaba el Lemon Pie.

-Allá va mi cena hahaha… Umm… -desvié la mirada –estoy cansada.-dije mientras bostezaba. No tenía nada que ver con la conversión pero me daba igual.

Que chistosa estas hoy Sorie.-Le dije ironica mientras le daba unso golpecitos en la espalda.-Estas cansada? Por que? Dormiste bien ayer?

-No me digas Sorie, Bastante tengo con llamarme Sofía Nuria. -dije ya al punto de gruñir.
-Y dormí bien pero... Últimamente estoy mas cnasada que de costumbre. Estoy comenzando a asustarme.-añadí prensativa.