Cafetería...

Había sido un viaje largo desde Phoenix hasta Forks. La viviente ansiedad revoloteaba en mi interior esperanzada de encontrar a mi hermana. Las densas nubes que cubrían el panorama de lo que sería mi nuevo hogar, hacían un poco triste la imagen que dentro de mi cabeza se había ido creando a medida que nos acercábamos al punto de llegada.

Al aterrizar en el aeropuerto me dirigí hacia una sala donde tomé mi equipaje, bastante ligero para una mudanza pero por lo menos llevaba lo necesario, ya en Forks o en algún lugar cercano a él compraría lo que me hiciera falta.

Salí temerosa del aeropuerto pensando en qué hacer ahora que por fin me encontraba en Forks y que el obscuro cielo anunciaba tormentosa lluvia.

Vi una banca vacía y me encaminé hacia ella para tomar asiento y pensar tranquilamente, si mi hermana estaba aquí no se fugaría a otro lado de nuevo, no por ahora. Sin embargo, mientras realizaba mi búsqueda, necesitaría un lugar donde vivir hasta que la localizara y tenía que ser barato si quería comprar alimentos y lo necesario como ropa, calzado, etc…

-Debí de haber planeado este viaje antes de aventurarme a lo desconocido sin una pizca de sensatez - Con desgana alcé mi vista hacia el cielo esperando que desde arriba surgiera la respuesta a mis tantas preguntas formándose a cada instante en mi cabeza.

Decidida a no perder más el tiempo, tomé el primer taxi que estaba a mi vista y le ordené que me llevara al centro de Forks. Todos los lugares, por más pequeño que de este se tratara, tenía que tener un centro donde la mayoría de los habitantes tuvieran la oportunidad de convivir, así que al dirigirme hacia ese lugar no me vería como una completa extranjera y así el taxista no me cobraría tanto.
…..
-Gracias – Le entregué al taxista el monto exacto y descendí del coche. El lugar era demasiado pacífico y sin mucho movimiento. Observé a mí alrededor notando las tiendas y locales que se encontraban cerca y me dirigí hacia una cómoda y sencilla cafetería.

Al entrar, el fresco aroma a café recién hecho inundaba el lugar y por ende a mi sentido del olfato. Tomé asiento en una de las sillas cercanas a la ventana, alentada por la idea de ver pasar a mi hermana frente al establecimiento.

Había pedido un café moka después de que una mesera, alegremente, se había acercado a preguntarme qué deseaba tomar. Algunas blancas gotas de lluvia comenzaban a bailotear en el piso por el impacto creando pequeños círculos más obscuros en el pavimento.

acercandome en un dia pacifico y nublado como siempre es en forks, observaba para mi constumbre a todos los humanos circundantes que para efecto practico ante la atraccion que le provocavamos me miaraban como si fuera el diamante mas hermoso que pudiera deslumbrar... era facil distraer a un humano, acostumbrada a el aroma que producian entre todos solo uno sobresali, aquel efluvio era distinto a los demas... era como humano pero mas empalagoso de lo normal, al seguir tal aroma me percate que lo expelia una jovencita rubia, con una piel muy suave a la vista diferente de las demas. sin mucho mas me acerque a ella tanteando terreno y le dije: hola... soy Katt como te llamas si te molesto solo puedes decirlo y me largo- esperaba su respuesta

Una hermosa y delicada figura pasó frente al establecimiento donde degustaba mi café en espera de algún indicio de mi hermana. Con paso delicado la escultural chica entraba a la cafetería acercándose elegantemente a mi mesa.

Su pálido rostro reflejaba la tersura de su piel mientras formaba una embelesante sonrisa la cual, hipnotizada, correspondí.

-Tienes un nombre similar al mío – comenté una vez que mis pensamientos volvieron a tener conexión con mi boca.

-No será difícil recordarlo, me llamo Katie – Extendí mi mano algo apenada y cohibida por la belleza que se destacaba entre todas las personas que nos encontrábamos en la cafetería.

Su sedoso cabello recaía sobre la blancura de sus hombros mientras sus ojos se posaban en mi rostro. “¿Qué estará pensando de mi apariencia?”

-¿Gustas tomar asiento? – Señalé la silla frente a mí con un movimiento lento.

al la respues ta la joven yo le dije- bueno nunca me olvido de los nombres ademas no me molestaria sentarme a charlar- la mire sonriendo pues sabia que tenia algo diferente qeu los humanos serian incapacez de encontrar- y puedo preguntarte algo indiscreto? quisas te moleste- la mire nuevamente mientras me sentaba

Con agilidad tomó asiento sin perder aquel garbo que la comenzaba a caracterizar. Su rostro sereno mantenía esa sonrisa gentil pero su mirada se tornó perspicaz y curiosa. El brillo de sus ojos ambarinos realzaba el misterio a su pregunta la cual me había dejado inquieta. “¿Algo indiscreto?”

-Claro – Realmente no podía negarme a saber la pregunta. Mi curiosidad nunca me hubiera dejado tranquila hasta que lograra descubrir qué era lo que tanto le interesaba a esta extraña chica que se aparecía de repente.

Mi rostro había adquirido un gesto de precaución. Mis manos apoyadas delicadamente sobre la taza de café se mantenían quietas en espera de que los labios de Katt pronunciaran la tan esperada duda.

la mire fijo a los ojos y le pregunte- que es lo que eres? es una pregunta quisas mala pero no creo que hayas pasado desapercibido lo que soy- la mire dudosa casi arrepintiendome de haber dicado esas palabras ya que su cara era perpleja

Sus ojos postrados inmóviles sobre los míos, escrutaban silenciosamente mi rostro, esperando mi respuesta. Dudé por un momento si era real su pregunta o si se había arrepentido al final ya que la que me acababa de formular carecía de sentido alguno. “Bien dicen que las bellas no tienen cerebro” pensé mientras intentaba de nuevo en encontrarle significado a sus palabras.

Por más que estrujé mi cerebro en busca de alguna buena respuesta, ésta no llegaba a mis pensamientos. “¿Qué soy? ¿Acaso era una pregunta como las que solían hacer en clases de filosofía?”

Mis ojos la observaban mientras mis labios permanecían sellados. El silencio nos rodeó mientras sus ojos posados en mí permanecían pacientes en mi espera.

La miré varias veces indagando en su vestuario, su peinado, su cuerpo, su pose, en todo lo que me ayudara a descubrir su comentario respecto a lo que ella era.

¡Claro! ¿Cómo no se me había ocurrido? Ella definitivamente debería de ser una supermodelo. Su belleza sin igual estaría en infinidad de revistas y posiblemente me confundió con alguna modelo de intercambio o algo parecido que tenía que venir hacia acá. Me afiné mi garganta antes de hablar, sentía una gran tranquilidad ahora que ya podía entender a su pregunta, al final de todo la que no tuvo cerebro fui yo. Esbocé una sonrisa al haber llegado a mi conclusión.

-Lo siento, creo que me estás confundiendo. Yo no soy ninguna modelo – Afirmé sonriente, segura de mi respuesta y en espera de la suya.

modelo?- me carcajee sonando como un coro de angeles- eres muy hermosa pero no me referia a... si ... trabajas en alguna cosa al parecer tienes pinta de ser buena para los estudios qeuedad tienes?- sonrei nuevamente pues me habia equivocado

La melodiosa risa de Katt se quedó grabada en mis recuerdos, pareciese como si esta chica hubiera llegado temprano a la repartición de dones ya que era la primera persona que conocía con tal belleza y con tantas peculiaridades.

Permanecí en silencio… si lograba hacer memoria, había conocido hacía mucho tiempo a una mujer de igual hermosura y palidez que Katt que resguardaba bajo el angelical manto de ternura al demonio más sádico y sin piedad que ni en mis peores pesadillas hubiera podido imaginar.

La suave voz de la hermosa chica que acababa de conocer me hizo regresar al momento actual con una pregunta un poco más usual que se suele utilizar cuando recién conoces a alguien.

-No tengo trabajo por el momento –Admití apenada bajando mi mirada al café que permanecía pasivo dentro de la taza.

-Tengo 18 años – contesté con una sonrisa correspondiente a su anterior gesto.

yo tambien estoy sin trabajo pero no lo necesito y tambien tengo 18 - la mire con ternura y dije- creo qeu nos parecemos jajaa- luego quise saber mas acerca de la joven que se escondia tras esa espesa capa de cabello sedoso como los de un angel, cuyo manto es tan suave y armonioso como la seda mas fina- bueno puedes preguntarme lo que desee y yo con gusto te respondo ademas puedes contarme algo de ti me interesa saber- la mire conatencion nuevamente esperando su respuesta

La risueña chica me miró algo más natural, sin aquella mezcla de precaución y misterio con la que había llegado a interrogarme, en este momento me permitía serenamente hacerle cualquier clase de pregunta, pero ¿cuál sería la duda más fuerte que recorría mi mente?

Miré nuevamente mi café que había adquirido un tono más obscuro y frío. Le di un sorbo mientras meditaba aún cómo interrogar a Katt. Al alzar mi mirada hacia su níveo rostro, noté como sus penetrantes ojos y sus perfectas facciones, permanecían inmóviles aguardando el momento de que de mis labios saliera alguna palabra.

-Bien…. – No sabía que preguntar, ella parecía más interesada en mí que de lo que yo realmente estaba en ella. Era la primera vez que conversábamos y semejaba como si nos conociéramos desde hace años. Para mí era un poco más complicado ya que yo tendía a ser más reservada.

-¿Qué quisiste decirme exactamente al preguntarme quién soy? – Aguardé un momento esperando que su rostro cambiara aunque sea ligeramente, deseando que se dibujara en sus angelicales facciones un gesto diferente a la impavidez.

al oir su voz perfectamente suave y delicada respondi rapidamente sin quitarle los ojos de su cara- no se si deba decirtelo realmente... que tan dispuesta a abrir tu mente estas?- mire hacia el techo como observando el cielo y luego me quede quieta mirandole nuevamente-

Katt titubeó antes de responderme con otra pregunta. Sus dudas eran un tanto inusuales e inquietantes por lo que me intrigaba más a donde quería llegar con su interrogatorio.

-Claro… podría decirse que desde pequeña suelo creer en muchas cosas que la gente normal pensaría que son tonterías – Afirmé con una sonrisa mientras observaba cómo miraba el techo quizás en busca de las palabras correctas para responderme.

Cuando dejó de admirar el techo, nuestras miradas nuevamente volvieron a entrelazarse y en estos momentos solo faltaba que ella respondiera coherentemente mi duda.

ok.... bueno no se si te habras dado cuenta- dije de lo mas natural y continue con voz baja acariciandome el cabello suelto qeu cai sobre mis hombros- bueno yo no soy humana mi belleza, mi piel fria- dije tomando su mano- bueno yo soy un... vampiro- dije mirando su cara con espectacion- pero de los buenos