Pensamientos... (Libre)

Caminé distraidamente por Forks... hacía mucho que no
subía al pueblo pero en esta ocasión necesitaba pensar.
Los rumores de vampiros carnívoros volaban, como si con la
aglomeración vampírica no trajese problemas por si sola...
El pueblo parecía una parada de modelos más que otra cosa,
los humanos no lo pasaban por alto, aunque... incoscientemente
parecían encantados. Ingénuos...

Cerré los ojos un segundo, me dolía la cabeza, había demasiado
en que pensar, y demasiadas complicaciones pensando.
Pero una en concreto invadió mis pensamientos. Sed. Peligro.
Carnívoros. Cazando. Giré en un instante, entrando con serenidad
en la cafetería, no me fue dificil localizar a una chica... que por lo
visto quería matar el aburrimiento leyendo algunas obras. Unas me
parecieron interesantes aunque otras....

Me quedé observando a distáncia los títulos de éstas, hasta que mis
ojos se detuvieron en un clásico: Romeo y Julieta. Fruncí el ceño, jamás
me había gustado aquella historia, él era un prepotente, ella una ilusa.
Aunque por lo visto mi esposa no compartía mi opinión. Éste último
pensamiento me izo recordar que hacía horas que no la veía... estaba
junto con Alice y Rosalie y me moría de ganas por verla al igual que a Reneesme...

Al llegar la mujer hacia la mesa donde me hallaba, me aguardó con su
rostro de arrugas cuando hizo un mohín de desprecio. No fué difícil acertar
a simple vista que estaba bastante afligida con tanto alboroto en la cafetería.

- ¿Plato? - gruñó indignada.

- No, gracias. Dieta - aclaré sencillamente dedicándole una de mis sonrisas
más angelicales, que hizo que su expresión se suavizase al instante, se
retiró y yo volví a sumergirme en mis pensamientos.

Entre en una cafeteria de Forks, no tenia nada que hacer y me aburria mortalmente en mi casa, por eso habia decidido entrar en la cafeteria. Vi a un chico dentro que, sin duda alguna, era un vampiro. Parecia preocupado, o afligido por algo. Me acerque a el y le dedique la mejor de mis sonrisas

-Hola- salude alegremente.

Una mente no conocida y distinta a la de cualquier de los de allí
presente entró en mi campo, haciendo que frunciese el ceño.
Licantropo... desde luego era un comienzo curioso... Su olor
molestosamente cerca hizo que frunciera la nariz. Por unos
momentos me quedé ausente, susmiso y envuelto en todos los
pensamientos posibles de ella. Era algo ya habitual en mi hacerlo...
creo que se había convertido en algo inevitable, una costumbre.

-¿Lucie Leine? - añadí girando el rostro para encararla con una media
sonrisa, a diferencia de a casi los demás licántropos pude meramente
encontrar en sus pensamientos a una chica bastante respetuosa. En su
rostro se dibujaba una sonrisa aún así de saber que yo era un vampiro.
Lo agradecí bastante, debido a que no todos los licántropos muy a mi
pesar no se comportaban de tal fomra. A demás en ningún momento
parecía desvanecer el aura de felicidad que la envolvía. Y eso me gustó.

- ¿Que te trae por Forks? - pregunté educadamente sin borrar mi sonrisa.

Me sorprendi un poco de que supiera mi nombre, valla... que interesante, pense curiosa.

-Pues la verdad... el aburrimiento me a traido hasta aqui- dije de forma alegre y divertida, no lo podia evitar yo siempre estaba contenta.

-Tu ya sabes mi nombre...- dije aun curiosa- Pero yo no se el tuyo- dije sonriendo calidamente.

Gratamente era de agradecer su comportamiento.
Si no tubiera la capacidad de adentrarme en sus más
profundos pensamientos realmente estaría impresionado.

Resultaría algo ilógico un tan buen comportamiento en
un licántropo hacia nosotros. Aunque ahora.. conocía la exepción:

Ella.

Y sinceramente era de agradecer su detalle.

- Se puede apreciar que... ultimamente estan algo calmado Forks.
Y no me disgusta.. - dije previamente antes de presentarme formalmente.

-Edward Cullen.. - Sonreí y me levanté indicando con la mano
hacia la silla de enfrente, invitándola a acompañarme cortesmente
durante un periodo de tiempo, que por lo visto sería prolongado. Ya que
en su mente no figuraba ningún plan interesante - porfavor... - sugerí sin
borrar la sonrisa de mis labios.

-Encantada de conocerte Edward Cullen- dije con una sonrisa amable que irradiaba felicidad. Me señalo una silla junto a el para invitarme a acompañarlo. Me sente en la silla y sonrei calida.

-Muchas gracias- dije ya acomodada. Aquel vampiro tenia algo diferente, era... agradable... algo que no habia vivido amenudo al intentar confraternizar con otros vampiros, a parte de mi querido hermanito John. Me quede pensativa,

-Entonces a ti tambien te ha arrastradao aqui la rutina verdad?- dije recordando levemente su comentario.

- No hay de qué.. -me limité a decir mientras apoyaba los codos encima de la mesa.

Realmente era increíble la capacidad de hacer sentir cómoda a los demás. En ese caso yo. Irradiaba felicidad por todas partes... Y parecía que ella tenía la misma sensación hacia a mi. Me consideraba "agradable" solté una suave risa que se interpretó a la contestación de mi comentario.

- Si, parece ser que así es... aunque no suelo subir al pubelo - confesé - simplemente necesitaba pensar... -le dediqué de nuevo una sonrisa. La camarera se acercó a nosotros al fijarse en mi nueva acompañante. Se acercó con la carta... después del discurso que nos soltó sobre todo tipo de platos, me ofrecí a invitarla sin pensármelo dos veces - ¿Quieres comer algo? - pregunté con amabilidad.

-Oh muchas gracias, pero no me apetece comer nada- dije mirando a la camarera y a Edward por turnos, luego mire solo a Edward con una sonrisa -eres muy amable al invitarme- dije sonriendo.

En aquellos momento estaba contenta y no sabia por que, bueno tampoco me sorprendia, yo siempre era feliz. Aunque agradecia mucho que Edward me tratara tan bien, me sentia como con mi hermano... aunque John es un poco mas bestia, pero es otro vampiro que me trata bien, pense sonriendo.

-Y que me cuentas de ti?- pregunte miraldole con una de mis mejores sonrisas dibujada amablemente en la cara.