Probando algo nuevo...(Privado)
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Probando algo nuevo...(Privado)
(Off: Heidi y Katie, los demas, se largan xDDDD)
Mis pisadas despreocupadas me estaban llevando por todo el pequeño pueblo.
Había huído de la escuela hace poco y estacionado el auto hace apenas un par de calles, caminar era mucho más relajante.
Así podía tener una vista panorámica de las personas, de cada tipo, desde un anciano sentado en una banca hasta un niño corriendo con un algodón de azúcar y la ilusión brillando en sus ojos inexpertos. Dios, cuando recordaba esa etapa...en la niñez, donde todo es color de rosa, donde todo se arregla facilmente y nada sale mal...
Eso era tan alejado de la realidad. La vida no era mala, te da oportunidad de respirar, y sentir tu corazón latir ante un millón de sensaciones (aunque últimamente no tuviera razones para hacerlo), el mundo era el que estaba, literalmente, muy enfermo.
Llegué a un pequeño bosque sin darme cuenta, al cual me adentré sin miedo, mientras más oscuro y húmedo, mejor, según mi punto de vista. El cielo estaba nublado y al parecer llovería demasiado pronto, por lo que decidí tomar asiento debajo de un árbol.
Mi vida era un desastre tras otro. Padre que no le preocupaba si estaba muerto en medio de la calle o cenando en casa, madre muerta por mi culpa, y una actitud renegada y despreciativa contra el universo mismo.
Podría imaginarme de anciano, esos que se encierran en su habitación y pierden la poca cordura otorgada a lo largo de su vida temiéndole a todo y creyendo que las enfermeras quieren matarlo.
Claro, si llegaba vivo a esa edad.
Palpé mi bolsillo unos segundos, sacando a la luz un pequeño cuchillo que había robado de la cafetería.
Lo miré unos segundos, y luego a mi antebrazo descubierto por mi camiseta negra y recortada descuidadamente por tijera en las mangas. Hacer lo que estaba pensando me convertiría en un cliché humano...pero, si ayudaba a aliviar un poco el maldito dolor emocional, estaría agradecido.
Acerqué lentamente el filo del cuchillo hacia el brazo, lejos de la muñequa, si me cortaba esa vena probablemente estaría desangrado antes de llegar al coche.
Cerré los ojos con fuerza y dejé que mi mano actuara sola...
Y sentí el corte.
Mi piel abriéndose ante el aire, la sangre saliendo libremente, rodando por mi piel hasta caer al césped con libertad, un dolor punzante en la misma zona...y un débil gemido escapado de mis labios.
Sorprendentemente, funcionó, el dolor del brazo hizo que olvidara completamente mi estúpida vida. A mi padre, a cómo pude asesinar a mi madre al ser sólo un bebé, en todas las mudanzas, los nuevos sitios y las personas felices que me saludaban, me conocían y luego se iban, dejando solo una mancha borrosa e irreconocible de su rostro.
Sólo podía concentrarme en el ardor de la herida, y la espesa sangre saliendo a la luz, volví a cerrar los ojos.
Mis pisadas despreocupadas me estaban llevando por todo el pequeño pueblo.
Había huído de la escuela hace poco y estacionado el auto hace apenas un par de calles, caminar era mucho más relajante.
Así podía tener una vista panorámica de las personas, de cada tipo, desde un anciano sentado en una banca hasta un niño corriendo con un algodón de azúcar y la ilusión brillando en sus ojos inexpertos. Dios, cuando recordaba esa etapa...en la niñez, donde todo es color de rosa, donde todo se arregla facilmente y nada sale mal...
Eso era tan alejado de la realidad. La vida no era mala, te da oportunidad de respirar, y sentir tu corazón latir ante un millón de sensaciones (aunque últimamente no tuviera razones para hacerlo), el mundo era el que estaba, literalmente, muy enfermo.
Llegué a un pequeño bosque sin darme cuenta, al cual me adentré sin miedo, mientras más oscuro y húmedo, mejor, según mi punto de vista. El cielo estaba nublado y al parecer llovería demasiado pronto, por lo que decidí tomar asiento debajo de un árbol.
Mi vida era un desastre tras otro. Padre que no le preocupaba si estaba muerto en medio de la calle o cenando en casa, madre muerta por mi culpa, y una actitud renegada y despreciativa contra el universo mismo.
Podría imaginarme de anciano, esos que se encierran en su habitación y pierden la poca cordura otorgada a lo largo de su vida temiéndole a todo y creyendo que las enfermeras quieren matarlo.
Claro, si llegaba vivo a esa edad.
Palpé mi bolsillo unos segundos, sacando a la luz un pequeño cuchillo que había robado de la cafetería.
Lo miré unos segundos, y luego a mi antebrazo descubierto por mi camiseta negra y recortada descuidadamente por tijera en las mangas. Hacer lo que estaba pensando me convertiría en un cliché humano...pero, si ayudaba a aliviar un poco el maldito dolor emocional, estaría agradecido.
Acerqué lentamente el filo del cuchillo hacia el brazo, lejos de la muñequa, si me cortaba esa vena probablemente estaría desangrado antes de llegar al coche.
Cerré los ojos con fuerza y dejé que mi mano actuara sola...
Y sentí el corte.
Mi piel abriéndose ante el aire, la sangre saliendo libremente, rodando por mi piel hasta caer al césped con libertad, un dolor punzante en la misma zona...y un débil gemido escapado de mis labios.
Sorprendentemente, funcionó, el dolor del brazo hizo que olvidara completamente mi estúpida vida. A mi padre, a cómo pude asesinar a mi madre al ser sólo un bebé, en todas las mudanzas, los nuevos sitios y las personas felices que me saludaban, me conocían y luego se iban, dejando solo una mancha borrosa e irreconocible de su rostro.
Sólo podía concentrarme en el ardor de la herida, y la espesa sangre saliendo a la luz, volví a cerrar los ojos.
Alex Staron- Cantidad de envíos : 18
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
En los últimos días, desde que había salido de Volterra precipitadamente para averiguar cosas que… ahora realmente no tenían ningún sentido, mi vida se había vuelto terriblemente tediosa, nada interesante pasaba en los alrededores, a menos que se tomara como tal el vigilar incansablemente a la extraña familia que era conformada por un licántropo silencioso, una vampira con apegos a la maternidad deliberadamente opresivos y un neófito con problemas de control. Cerré los ojos y deje que el suave viento golpeara mi rostro, para refrescar mis ideas, para liberar la tensión que estaba sintiendo, un poco de todo y un poco de nada. El hastió realmente era irritante.
Inspire profundamente reteniendo el aire dentro de mis pulmones por unos segundos y exhale lánguidamente, repitiendo la acción un par de veces más. La tranquilidad por fin estaba retornando a paso lento pero seguro, cuando sentí un olor invadir el ambiente. Un humano estaba cerca y por la intensidad del aroma… la sangre que había fuera de su cuerpo era la suficiente para cegar mis sentidos.
Llevaba exactamente una semana sin cazar y ahora al parecer la comida se servía en bandeja de plata. Sonreí para mí misma y seguí la dirección que mis instintos ya completamente alerta me indicaban.
No recorrí mucho espacio, quizá un kilometro, a lo sumo dos, cuando encontré una imagen un tanto extraña. Un joven de aspecto desaliñado sentado a la sombra de un árbol con un cuchillo de mano sostenido firmemente entre sus dedos. A juzgar por ello, el corte que cruzaba su piel había sido provocado por el mismo, me encogí de hombros, realmente no me interesaba cual era la causa de ello, simplemente yo era una cazadora y él una presa en mi territorio.
Decidí manejarme sutilmente pero un par de pasos después la sangre brillante y tibia me llamaba a gritos y el ardor de mi garganta comenzaba a ser un fastidio, avance descuidando por completo la idea de ser sigilosa, rompiendo un par de ramas con mis pies.
Como siempre, antes de terminar de acortar la distancia, observe sus rasgos que a pesar de reflejar dolor poseían cierto aire carismático y agradable a la vista. Una sonrisa real cruzo por mis labios: -“al menos la comida seria atractiva”-pensé tomando una fotografía mental del chico.
Pero un segundo olor detuvo mis movimientos, era alguien familiar y se estaba acercando, pero no era vampiro por lo cual no podía atacar con libertad, me aclare la garganta para llamar la atención del desconocido.
-¿Estás bien? –pregunte intentando que mi voz no transmitiera la molestia que me causaba que interrumpieran mi comida.
Inspire profundamente reteniendo el aire dentro de mis pulmones por unos segundos y exhale lánguidamente, repitiendo la acción un par de veces más. La tranquilidad por fin estaba retornando a paso lento pero seguro, cuando sentí un olor invadir el ambiente. Un humano estaba cerca y por la intensidad del aroma… la sangre que había fuera de su cuerpo era la suficiente para cegar mis sentidos.
Llevaba exactamente una semana sin cazar y ahora al parecer la comida se servía en bandeja de plata. Sonreí para mí misma y seguí la dirección que mis instintos ya completamente alerta me indicaban.
No recorrí mucho espacio, quizá un kilometro, a lo sumo dos, cuando encontré una imagen un tanto extraña. Un joven de aspecto desaliñado sentado a la sombra de un árbol con un cuchillo de mano sostenido firmemente entre sus dedos. A juzgar por ello, el corte que cruzaba su piel había sido provocado por el mismo, me encogí de hombros, realmente no me interesaba cual era la causa de ello, simplemente yo era una cazadora y él una presa en mi territorio.
Decidí manejarme sutilmente pero un par de pasos después la sangre brillante y tibia me llamaba a gritos y el ardor de mi garganta comenzaba a ser un fastidio, avance descuidando por completo la idea de ser sigilosa, rompiendo un par de ramas con mis pies.
Como siempre, antes de terminar de acortar la distancia, observe sus rasgos que a pesar de reflejar dolor poseían cierto aire carismático y agradable a la vista. Una sonrisa real cruzo por mis labios: -“al menos la comida seria atractiva”-pensé tomando una fotografía mental del chico.
Pero un segundo olor detuvo mis movimientos, era alguien familiar y se estaba acercando, pero no era vampiro por lo cual no podía atacar con libertad, me aclare la garganta para llamar la atención del desconocido.
-¿Estás bien? –pregunte intentando que mi voz no transmitiera la molestia que me causaba que interrumpieran mi comida.
Última edición por Heidi Vulturi el Dom Jun 21, 2009 2:46 am, editado 1 vez
Heidi Vulturi- Damn Beautiful
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
El día estaba… tranquilo como siempre, a mi pesar aún no había encontrado a mi hermana y eso comenzaba a frustrarme. Últimamente en mis pensamientos se arrinconaba la idea de que quizás mi hermana me había dado una dirección diferente y solo me había dicho un lugar para que yo estuviera sin pendientes y me había pedido que no la siguiera porque no la encontraría en ese sitio.
-¡Estúpida! – En ocasiones era tranquilizante saber cuan idiota me auto-consideraba. Que ingenua seguía siendo a pesar de que el mundo y las personas me habían demostrado que no todo era flores y cielos color rosa.
Tenía dentro de mi pecho una opresión causada por el recuerdo de mi ciudad natal, el lugar donde mi imaginación podía darse rienda suelta y crear las más exóticas criaturas jamás imaginables.
Pero en un viaje que tuve alguna vez a Volterra, algo terrorífico y a la vez increíblemente genial me había dado la esperanza de que el mundo guardaba secretos frente a nuestras propias narices.
Claro estaba el hecho de que aun meditaba la idea de que todo hubiese sido un sueño. Aquí en Forks había encontrado gente demasiado bella, pero la belleza de aquella mujer de ojos negros, como la oscuridad inescrutable del invierno que helaba la sangre con su sola presencia, era demasiado inigualable, sin mencionar esa delicadeza y finura con que destruía a su presa.
Si lo revivía en mi mente en estos momentos, definitivamente podía asegurar que todo había sido un sueño creado por mi generosa imaginación, pero el deseo de que el mundo fuera algo más interesante, hacía que mis esperanzas siguieran a flor de piel con ese recuerdo.
Había decidido adentrarme en la inmensidad del misterioso bosque que tenía similitud con aquellos cuentos de la abuela. Se comentaba que ahí se resguardaban secretos inclusive más antiguos que la miel de abeja.
Las grandes raíces que sobresalían del suelo brindando cómodos asientos para aventureros que se sumergían en la negrura que el bosque les otorgaba podrían ser también clasificadas como propensas armas naturales de los mismos árboles para aquellos incautos que valerosos se atrevían a penetrar la intimidad de su sagrado lugar, por lo que con cuidado me aventuré hacia las profundidades de la oscuridad con el corazón acelerando a cada paso que mis pies daban; la sangre fluyendo de la emoción se agitaba en mis venas vigorosamente, como si presintieran que encontrarían algo… aunque quizás solo sea la adrenalina que circulaba por mi torrente sanguíneo alimentando a mi desbocada imaginación.
A varios metros podía observar como dos siluetas se encontraban al frente. Gracias a la percepción que tenía otorgada por la mirada del águila, noté que era una mujer de curvilínea figura y cabello ondulado, como aquellas perfectas ondulaciones que se consiguen al ir a una fina estética. También logré divisar a un muchacho de estatura alta y a mi parecer agraciado de una muy buena figura varonil.
Con paso más sigiloso decidí acercarme, cavilé la idea de convertirme en águila para estar más cerca de ambos y alimentar mi voraz curiosidad, sin embargo la idea de quedarme sin ropa y dejarla empaparse en el lodo descartó velozmente ese torpe pensamiento.
A unos cuantos metros, donde era capaz de escuchar escondida tras un gran árbol, permanecí inmóvil tratando de no delatar mi ubicación. A medida que avanzaba mi memoria hacía estragos ocasionándome dolor de cabeza ya que la mujer de aquella hermosura y mortalidad de mis recuerdos, se encontraba frente a aquel chico quien tenía una profunda herida en el brazo bañada vigorosamente por la sangre enrojecida que brotaba cayendo y mezclándose en el lodo.
Temí por la vida de aquel chico de facciones llamativas ya que si aquella mujer repetía la historia, ese muchacho quedaría en el suelo inerte sin vida. Me coloqué de manera en que si esto ocurría, trataría de ayudarlo y si al final mi intromisión era inútil, no tendría otra opción y me transformaría en águila.
-¡Estúpida! – En ocasiones era tranquilizante saber cuan idiota me auto-consideraba. Que ingenua seguía siendo a pesar de que el mundo y las personas me habían demostrado que no todo era flores y cielos color rosa.
Tenía dentro de mi pecho una opresión causada por el recuerdo de mi ciudad natal, el lugar donde mi imaginación podía darse rienda suelta y crear las más exóticas criaturas jamás imaginables.
Pero en un viaje que tuve alguna vez a Volterra, algo terrorífico y a la vez increíblemente genial me había dado la esperanza de que el mundo guardaba secretos frente a nuestras propias narices.
Claro estaba el hecho de que aun meditaba la idea de que todo hubiese sido un sueño. Aquí en Forks había encontrado gente demasiado bella, pero la belleza de aquella mujer de ojos negros, como la oscuridad inescrutable del invierno que helaba la sangre con su sola presencia, era demasiado inigualable, sin mencionar esa delicadeza y finura con que destruía a su presa.
Si lo revivía en mi mente en estos momentos, definitivamente podía asegurar que todo había sido un sueño creado por mi generosa imaginación, pero el deseo de que el mundo fuera algo más interesante, hacía que mis esperanzas siguieran a flor de piel con ese recuerdo.
Había decidido adentrarme en la inmensidad del misterioso bosque que tenía similitud con aquellos cuentos de la abuela. Se comentaba que ahí se resguardaban secretos inclusive más antiguos que la miel de abeja.
Las grandes raíces que sobresalían del suelo brindando cómodos asientos para aventureros que se sumergían en la negrura que el bosque les otorgaba podrían ser también clasificadas como propensas armas naturales de los mismos árboles para aquellos incautos que valerosos se atrevían a penetrar la intimidad de su sagrado lugar, por lo que con cuidado me aventuré hacia las profundidades de la oscuridad con el corazón acelerando a cada paso que mis pies daban; la sangre fluyendo de la emoción se agitaba en mis venas vigorosamente, como si presintieran que encontrarían algo… aunque quizás solo sea la adrenalina que circulaba por mi torrente sanguíneo alimentando a mi desbocada imaginación.
A varios metros podía observar como dos siluetas se encontraban al frente. Gracias a la percepción que tenía otorgada por la mirada del águila, noté que era una mujer de curvilínea figura y cabello ondulado, como aquellas perfectas ondulaciones que se consiguen al ir a una fina estética. También logré divisar a un muchacho de estatura alta y a mi parecer agraciado de una muy buena figura varonil.
Con paso más sigiloso decidí acercarme, cavilé la idea de convertirme en águila para estar más cerca de ambos y alimentar mi voraz curiosidad, sin embargo la idea de quedarme sin ropa y dejarla empaparse en el lodo descartó velozmente ese torpe pensamiento.
A unos cuantos metros, donde era capaz de escuchar escondida tras un gran árbol, permanecí inmóvil tratando de no delatar mi ubicación. A medida que avanzaba mi memoria hacía estragos ocasionándome dolor de cabeza ya que la mujer de aquella hermosura y mortalidad de mis recuerdos, se encontraba frente a aquel chico quien tenía una profunda herida en el brazo bañada vigorosamente por la sangre enrojecida que brotaba cayendo y mezclándose en el lodo.
Temí por la vida de aquel chico de facciones llamativas ya que si aquella mujer repetía la historia, ese muchacho quedaría en el suelo inerte sin vida. Me coloqué de manera en que si esto ocurría, trataría de ayudarlo y si al final mi intromisión era inútil, no tendría otra opción y me transformaría en águila.
Katie Larkin- Cantidad de envíos : 16
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
Podía sentir la suave caricia de las gotas de sangre sobre mi piel, bajando delicadamente y dejando su rastro seco y duro en mi brazo luego de un par de segundos.
Nunca creí que llegaría a mutilarme a mí mismo, pero estaba simplemente desesperado. Cegado por el dolor, la ira, la desesperanza...no veía otra salida que apaciguar la tortura emocional por otra más fuerte.
Entre la profunda e interminable oscuridad de mis ojos cerrados todo lucía peor...las punzadas ardientes eran más fuertes, y podía jurar que oía ruidos a mi alrededor.
Abrí los ojos automáticamente, al ver mi herida me sorprendí unos segundos, ¿realmente me había cortado tan profundo?
Mi perplejidad no acabó al subir la mirada lentamente, cuando una silueta esbelta y perfecta (que definitivamente no estaba ahí antes) se dibujaba ante mis ojos.
¿Era una alucinación? ¿Estaba desangrándome y muriéndome de tal forma que mi imaginación presentara a una mujer blanca como la nieve, labios carmesí, increíble cabello rizado y ojos negros como carbón brillando como su sonrisa?
No, Alex. Eres demasiado cobarde como para hacerte un corte capáz de matarte.
Entonces...¿Qué hacía una mujer así en medio del bosque? ¿Por qué se preoucaba por mí? ¿Por qué nadie era capáz de dejarme solo?
Mantuve la vista fija en sus ojos, con las facciones contraidas por el dolor del antebrazo.
-Lárgate...de aquí. Ahora.-mi voz no sonó nada firme, es más, parecía ahogada y débil. Pero no bajé la mirada. Odiaba verme así, vulnerable. Debía ser patético.
Nunca creí que llegaría a mutilarme a mí mismo, pero estaba simplemente desesperado. Cegado por el dolor, la ira, la desesperanza...no veía otra salida que apaciguar la tortura emocional por otra más fuerte.
Entre la profunda e interminable oscuridad de mis ojos cerrados todo lucía peor...las punzadas ardientes eran más fuertes, y podía jurar que oía ruidos a mi alrededor.
Abrí los ojos automáticamente, al ver mi herida me sorprendí unos segundos, ¿realmente me había cortado tan profundo?
Mi perplejidad no acabó al subir la mirada lentamente, cuando una silueta esbelta y perfecta (que definitivamente no estaba ahí antes) se dibujaba ante mis ojos.
¿Era una alucinación? ¿Estaba desangrándome y muriéndome de tal forma que mi imaginación presentara a una mujer blanca como la nieve, labios carmesí, increíble cabello rizado y ojos negros como carbón brillando como su sonrisa?
No, Alex. Eres demasiado cobarde como para hacerte un corte capáz de matarte.
Entonces...¿Qué hacía una mujer así en medio del bosque? ¿Por qué se preoucaba por mí? ¿Por qué nadie era capáz de dejarme solo?
Mantuve la vista fija en sus ojos, con las facciones contraidas por el dolor del antebrazo.
-Lárgate...de aquí. Ahora.-mi voz no sonó nada firme, es más, parecía ahogada y débil. Pero no bajé la mirada. Odiaba verme así, vulnerable. Debía ser patético.
Alex Staron- Cantidad de envíos : 18
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
Paso poco tiempo antes del que joven se dignara a posar su mirada sobre mí abriendo perezosamente los ojos y al hacerlo parecía un tanto absorto en su propio universo, quizá la pérdida de sangre lo mantenía lo suficientemente mareado como para que ni siquiera pudiera emitir un sonido.
Mis ojos siguieron el sendero rojo brillante que empezaba en su antebrazo cayendo libremente hacia abajo, salpicando en su camino un par de piedras de tamaño mediado y finalizando en el césped y el lodo circundante. El sonido goteante mantenía mi atención fija y tuve que morder mis labios con fuerza para recordarme que debía conservar el control si no quería evidenciar por completo mi naturaleza ante el humano y la criatura que se mantenía oculta en algún lugar cercano.
“Vamos Heidi, eres más fuerte que esto” –me dije a mi misma en un intento desesperado por no saltar encima de la suave piel del cuello del atractivo desconocido.
Hice una mueca ante sus palabras, ¿Por qué demonios todo el mundo se sentía con el suficiente poder de darme órdenes? Negué con la cabeza deliberadamente ignorando su tentativa agresividad, aunque quisiera irme, realmente dudaba que mis pies me obedecieran en ese momento.
Suspire suministrándome mentalmente un par de razones por las cuales no debería de pasar mi dedo índice por su brazo para sentir la temperatura de su sangre, y ni hablar de degustarla para comprobar si el sabor de la misma era tan dulce como su fragancia. Tal vez el no lo vería tan divertido y educativo como yo.
-No voy a dejarte así –di un paso más calculando mi resistencia y me incline sutilmente para dictaminar la profundidad de la lesión, al parecer no era nada grave, sencillamente con el corte inexperto había roto algunas venas superficiales y estas eran las que causaban el exceso de sangre que estaba acabando con mi imperturbabilidad.
Intente esconder mi sed tras una mirada cordial y condescendiente, no quería asustarlo, no mientras hubiera un centinela oculto entre la espesura del bosque. Me preguntaba porque no hacia acto de presencia de una vez, ¿o era acaso que solo le gustaba observar?.
Mis ojos siguieron el sendero rojo brillante que empezaba en su antebrazo cayendo libremente hacia abajo, salpicando en su camino un par de piedras de tamaño mediado y finalizando en el césped y el lodo circundante. El sonido goteante mantenía mi atención fija y tuve que morder mis labios con fuerza para recordarme que debía conservar el control si no quería evidenciar por completo mi naturaleza ante el humano y la criatura que se mantenía oculta en algún lugar cercano.
“Vamos Heidi, eres más fuerte que esto” –me dije a mi misma en un intento desesperado por no saltar encima de la suave piel del cuello del atractivo desconocido.
Hice una mueca ante sus palabras, ¿Por qué demonios todo el mundo se sentía con el suficiente poder de darme órdenes? Negué con la cabeza deliberadamente ignorando su tentativa agresividad, aunque quisiera irme, realmente dudaba que mis pies me obedecieran en ese momento.
Suspire suministrándome mentalmente un par de razones por las cuales no debería de pasar mi dedo índice por su brazo para sentir la temperatura de su sangre, y ni hablar de degustarla para comprobar si el sabor de la misma era tan dulce como su fragancia. Tal vez el no lo vería tan divertido y educativo como yo.
-No voy a dejarte así –di un paso más calculando mi resistencia y me incline sutilmente para dictaminar la profundidad de la lesión, al parecer no era nada grave, sencillamente con el corte inexperto había roto algunas venas superficiales y estas eran las que causaban el exceso de sangre que estaba acabando con mi imperturbabilidad.
Intente esconder mi sed tras una mirada cordial y condescendiente, no quería asustarlo, no mientras hubiera un centinela oculto entre la espesura del bosque. Me preguntaba porque no hacia acto de presencia de una vez, ¿o era acaso que solo le gustaba observar?.
Heidi Vulturi- Damn Beautiful
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
El viento helado mecía lentamente cada hebra de cabello de los que estábamos presentes en aquel solitario lugar. El hermoso cabello rubio de aquella impresionante joven, resaltaba a cualquier vista. El espeso follaje de los árboles hacía casi imposible que los rayos de luna o de sol penetraran gentiles para alumbrar la tétrica escena.
A pesar del esfuerzo, que era tangible en la voz de aquel joven, había ordenado que la escultural chica se alejara de su lado. La obscura y vacía mirada que adornaba su impenetrable gesto de odio había adquirido un brillo que hacía más intensa la petición de dejarlo sin nada más que su propia esencia.
Ella por su parte, cambió su gesto a uno de desagrado que solo duró unos leves segundos, pero suficientes para que yo lograra ser testigo de su incomodidad ante las ordenes del chico. Con paso firme caminó hacia él, acortando lentamente la distancia que los separaba. En sus ojos podía observarse el fulgor del deseo y la vacilación al acercarse para observar la gravedad de la herida.
En ese preciso momento en que la mirada hambrienta de la hermosa y pálida rubia se posaba inmóvil sobre el brazo descubierto del joven, una sensación de pánico invadió mi cuerpo.
La imagen de aquellas personas sin vida que yacían sobre el frío cemento que decoraban las calles de la gran ciudad de Volterra, regresaban a mi mente causando que mi corazón palpitara a más velocidad que la normal, llevando grandes cantidades de sangre por mi cuerpo el cual en conjunto con la adrenalina que se hacía presente, estaba listo para detener a la joven, incluso si mi razón o instintos me lo prohibían.
Esperé unos segundos para averiguar cuáles eran realmente los deseos que ocultaba aquella de perenne rareza. Cada momento transcurrido incrementaba la adrenalina que pedía ser liberada al demostrar mi ubicación actual.
-“Lo haré…. Vamos… yo puedo” – Me di valor para enfrentar aquellos ojos de tal belleza que eran perfectos para ocultar al asesino más aterrador que las noticias nunca se podrían imaginar.
Mentalmente conté hasta tres, dudando en el número dos y saliendo a la vista de aquellas personas que posiblemente serían las últimas que vería en mi vida.
-¿Todo bien? – Pregunté haciendo mi mayor esfuerzo para ocultar el nerviosismo. Tenía la facilidad de controlar mi mirada, sin embargo era torpe para hacer lo mismo con mi expresión corporal y muchas veces con mi voz.
Posé mis ojos primeramente en la joven frente a mí, quien a medida que examinaba su esbelta figura, mi autoestima decaía más y más. Cohibida, giré mi rostro para observar al chico, cuya mirada bañada de repudio hacia cualquier ser, incluyendo a desconocidas como nosotras, brillaban con tal fervor que era capaz de ser intimidante.
Regresé mis ojos hacia la chica para esperar la respuesta, sintiendo como el bombeo acelerado de mi corazón, resonaba hasta llegar a mis tímpanos.
A pesar del esfuerzo, que era tangible en la voz de aquel joven, había ordenado que la escultural chica se alejara de su lado. La obscura y vacía mirada que adornaba su impenetrable gesto de odio había adquirido un brillo que hacía más intensa la petición de dejarlo sin nada más que su propia esencia.
Ella por su parte, cambió su gesto a uno de desagrado que solo duró unos leves segundos, pero suficientes para que yo lograra ser testigo de su incomodidad ante las ordenes del chico. Con paso firme caminó hacia él, acortando lentamente la distancia que los separaba. En sus ojos podía observarse el fulgor del deseo y la vacilación al acercarse para observar la gravedad de la herida.
En ese preciso momento en que la mirada hambrienta de la hermosa y pálida rubia se posaba inmóvil sobre el brazo descubierto del joven, una sensación de pánico invadió mi cuerpo.
La imagen de aquellas personas sin vida que yacían sobre el frío cemento que decoraban las calles de la gran ciudad de Volterra, regresaban a mi mente causando que mi corazón palpitara a más velocidad que la normal, llevando grandes cantidades de sangre por mi cuerpo el cual en conjunto con la adrenalina que se hacía presente, estaba listo para detener a la joven, incluso si mi razón o instintos me lo prohibían.
Esperé unos segundos para averiguar cuáles eran realmente los deseos que ocultaba aquella de perenne rareza. Cada momento transcurrido incrementaba la adrenalina que pedía ser liberada al demostrar mi ubicación actual.
-“Lo haré…. Vamos… yo puedo” – Me di valor para enfrentar aquellos ojos de tal belleza que eran perfectos para ocultar al asesino más aterrador que las noticias nunca se podrían imaginar.
Mentalmente conté hasta tres, dudando en el número dos y saliendo a la vista de aquellas personas que posiblemente serían las últimas que vería en mi vida.
-¿Todo bien? – Pregunté haciendo mi mayor esfuerzo para ocultar el nerviosismo. Tenía la facilidad de controlar mi mirada, sin embargo era torpe para hacer lo mismo con mi expresión corporal y muchas veces con mi voz.
Posé mis ojos primeramente en la joven frente a mí, quien a medida que examinaba su esbelta figura, mi autoestima decaía más y más. Cohibida, giré mi rostro para observar al chico, cuya mirada bañada de repudio hacia cualquier ser, incluyendo a desconocidas como nosotras, brillaban con tal fervor que era capaz de ser intimidante.
Regresé mis ojos hacia la chica para esperar la respuesta, sintiendo como el bombeo acelerado de mi corazón, resonaba hasta llegar a mis tímpanos.
Katie Larkin- Cantidad de envíos : 16
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
El viento despiadado agitaba con sutileza las copas de los árboles cercanos, colándose entre las ramas y produciendo un leve susurro que se intensificaba conforme más fuerte se hacía. Definitivamente no tardaría mucho en llover, de nuevo.
El aire frío penetraba sin delicadeza dentro de la herida completamente abierta, produciéndome más dolencia, por lo que tuve que apretar las mandíbulas de forma que ningún sonido pueda salir de mis labios.
La extraordinaria joven parecía reacia a la idea de alejarse, todo lo contrario, se acercó más a mí y se inclinó levemente para observar el corte con ojos fríos y analíticos.
Quería decirle que se fuera de nuevo, quería protestar, quejarme, y convencerla de irse de una vez por todas. Pero temía que las palabras no pudieran salir, o peor aún, que salieran con ese tono ahogado y lastimero que me hacía verme completamente patético.
La miré con los ojos refulgentes de repudio. Luego de lo que había ocurrido con esa chica en la cafetería, sólo quería algo de paz, de soledad…pero al parecer Forks era el lugar más atestado de gente entrometida que había conocido en mi corta existencia.
Alejé mi brazo un segundo, con precaución…ella estaba muy cerca y si se atrevía a tocar la lesión tal vez gritaría…y no podía permitir algo semejante.
Podía sentir como más y más gotas salían con parsimonia hasta caer y morir en el suelo, el césped verde brillante se estaba tiñendo de un rojo oscuro, además de algunas rocas.
El bosque era un lugar tranquilo, solitario (por lo menos en mi punto de vista), por lo que aún no podía entender qué hacía una mujer como ella vagando en él.
Al igual que toda la gente que había conocido alguna vez, la misteriosa joven no acababa de convencerme.
Ignoré por completo su comentario, ya que aun no podía responderle, por lo menos tendría que conseguir algo más de autocontrol.
No podía dejar que el dolor me ganara…debía alejarlo de mi mente, ser más fuerte…
De repente, sin previo aviso, otra chica apareció desde las sombras oscuras de los árboles, con una mueca de indecisión y curiosidad.
Sus ojos brillaban expectantemente, y de su boca salió una pregunta un tanto incómoda y desubicada para esta situación.
-No –logré responder, mi tono de voz no fue el indicado, pero era mejor que el anterior -. Doloroso. ¿Pueden irse? Las dos…
¿Cuántas personas más se meterían? No estaba tomando el té, me estaba cortando a mí mismo cual demente masoquista. No era una situación para compartir, ni mucho menos.
El aire frío penetraba sin delicadeza dentro de la herida completamente abierta, produciéndome más dolencia, por lo que tuve que apretar las mandíbulas de forma que ningún sonido pueda salir de mis labios.
La extraordinaria joven parecía reacia a la idea de alejarse, todo lo contrario, se acercó más a mí y se inclinó levemente para observar el corte con ojos fríos y analíticos.
Quería decirle que se fuera de nuevo, quería protestar, quejarme, y convencerla de irse de una vez por todas. Pero temía que las palabras no pudieran salir, o peor aún, que salieran con ese tono ahogado y lastimero que me hacía verme completamente patético.
La miré con los ojos refulgentes de repudio. Luego de lo que había ocurrido con esa chica en la cafetería, sólo quería algo de paz, de soledad…pero al parecer Forks era el lugar más atestado de gente entrometida que había conocido en mi corta existencia.
Alejé mi brazo un segundo, con precaución…ella estaba muy cerca y si se atrevía a tocar la lesión tal vez gritaría…y no podía permitir algo semejante.
Podía sentir como más y más gotas salían con parsimonia hasta caer y morir en el suelo, el césped verde brillante se estaba tiñendo de un rojo oscuro, además de algunas rocas.
El bosque era un lugar tranquilo, solitario (por lo menos en mi punto de vista), por lo que aún no podía entender qué hacía una mujer como ella vagando en él.
Al igual que toda la gente que había conocido alguna vez, la misteriosa joven no acababa de convencerme.
Ignoré por completo su comentario, ya que aun no podía responderle, por lo menos tendría que conseguir algo más de autocontrol.
No podía dejar que el dolor me ganara…debía alejarlo de mi mente, ser más fuerte…
De repente, sin previo aviso, otra chica apareció desde las sombras oscuras de los árboles, con una mueca de indecisión y curiosidad.
Sus ojos brillaban expectantemente, y de su boca salió una pregunta un tanto incómoda y desubicada para esta situación.
-No –logré responder, mi tono de voz no fue el indicado, pero era mejor que el anterior -. Doloroso. ¿Pueden irse? Las dos…
¿Cuántas personas más se meterían? No estaba tomando el té, me estaba cortando a mí mismo cual demente masoquista. No era una situación para compartir, ni mucho menos.
Alex Staron- Cantidad de envíos : 18
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
Parecía que el tiempo se había detenido principalmente para atormentarme ya que todo se movía a una velocidad monstruosamente lenta haciendo pedazos mis nervios con cada segundo que tardaba una eternidad en finalizar, el viento soplaba en mi dirección y arrastraba con él la fragancia de la sangre fresca incitándome a actuar de una vez o a simplemente comenzar a gritar sin razón aparente para sacar la frustración progresiva.
Me encontraba resolviendo cual sería la reacción más adecuada para la situación cuando una voz insegura resonó a mis espaldas. “genial, por fin reunió el valor suficiente para mostrarse” –pensé girando mi rostro lo mas que mi cuerpo me lo permitía.
De entre los arboles apareció una chica rubia y pálida, lo suficiente para ser un vampiro, aunque podía escuchar su corazón latiendo y ese olor no era el de alguien de mi raza, lo extraño es que seguía sintiéndose muy familiar.
Intente recordar los rostros de los humanos a los que había dejado con vida a lo largo de mi existencia, algunos porque su sangre no era de excelente calidad, otros… solo para hacer algo diferente. Pero el suyo no aparecía.
La joven parecía analizarme a detalle, como si buscara algo malo, re direccione mi rostro de vuelta al chico al recordar que para esas alturas, gracias a la sed y a la falta de cacería; mis ojos solo provocarían miedo a quien los observara más de dos segundos, ya que sus muecas de dolor sugerían que no notaria ese detalle.
De pronto un recuerdo floto en la superficie de mi mente y supe de donde la conocía; Volterra. Deje de analizar, realmente no me podía permitir divagar en ese estado ya que mi atención se dispersaría y no sería capaz de contenerme.
-Está herido –musite resaltando la obviedad del asunto e ignorando por completo al aludido, aunque pensándolo bien; esas palabras eran mejores que las que se repetían como mantra dentro de mi cabeza ordenándole a la rubia que se largara de una vez para poder calmar el fuego de mis venas y la sed que no menguaba.
-No sé que le paso –comencé a respirar por la boca para disminuir las ansias, si dejaba de respirar por completo no lograría articular una sola palabra mas y eso en definitiva seria sospechoso –Lo encontré así, con toda esa sangre a su lado… -estaba completamente abstraída en el liquido brillante, por lo cual opte por dejar de decir estupideces y esperar las reacciones de los otros, al menos de esa manera mantendría el control.
Por si las dudas y para afianzar mi decisión de no tocarlo rodee con mis brazos mi cuerpo ejerciendo presión.
Me encontraba resolviendo cual sería la reacción más adecuada para la situación cuando una voz insegura resonó a mis espaldas. “genial, por fin reunió el valor suficiente para mostrarse” –pensé girando mi rostro lo mas que mi cuerpo me lo permitía.
De entre los arboles apareció una chica rubia y pálida, lo suficiente para ser un vampiro, aunque podía escuchar su corazón latiendo y ese olor no era el de alguien de mi raza, lo extraño es que seguía sintiéndose muy familiar.
Intente recordar los rostros de los humanos a los que había dejado con vida a lo largo de mi existencia, algunos porque su sangre no era de excelente calidad, otros… solo para hacer algo diferente. Pero el suyo no aparecía.
La joven parecía analizarme a detalle, como si buscara algo malo, re direccione mi rostro de vuelta al chico al recordar que para esas alturas, gracias a la sed y a la falta de cacería; mis ojos solo provocarían miedo a quien los observara más de dos segundos, ya que sus muecas de dolor sugerían que no notaria ese detalle.
De pronto un recuerdo floto en la superficie de mi mente y supe de donde la conocía; Volterra. Deje de analizar, realmente no me podía permitir divagar en ese estado ya que mi atención se dispersaría y no sería capaz de contenerme.
-Está herido –musite resaltando la obviedad del asunto e ignorando por completo al aludido, aunque pensándolo bien; esas palabras eran mejores que las que se repetían como mantra dentro de mi cabeza ordenándole a la rubia que se largara de una vez para poder calmar el fuego de mis venas y la sed que no menguaba.
-No sé que le paso –comencé a respirar por la boca para disminuir las ansias, si dejaba de respirar por completo no lograría articular una sola palabra mas y eso en definitiva seria sospechoso –Lo encontré así, con toda esa sangre a su lado… -estaba completamente abstraída en el liquido brillante, por lo cual opte por dejar de decir estupideces y esperar las reacciones de los otros, al menos de esa manera mantendría el control.
Por si las dudas y para afianzar mi decisión de no tocarlo rodee con mis brazos mi cuerpo ejerciendo presión.
Heidi Vulturi- Damn Beautiful
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
La cabeza me daba vueltas, por una parte sentía el temor recorriendo cada fibra de mi cuerpo, mis instintos me decían que saliera huyendo lo más pronto posible. Sin embargo, mi curiosidad siempre tan entrometida, impedía que mis piernas dieran un solo paso para alejarme de aquellas personas.
La imperturbable mujer, permanecía a cierta distancia del chico, ningún rastro de pensamientos asesinos resurgía en su rostro tan sereno que tenía un poco de diferencia con el aterrador y delicado rostro de aquella chica de Volterra.
“Quizás me equivoqué” pensaba en silencio mientras escuchaba atenta la sutil voz que me explicaba cómo había encontrado al joven ensangrentado.
“Quizás podría bajar mi guardia y ocuparme de la herida del muchacho sin tener que preocuparme por si ella me ataca”. Aquella idea sonaba demasiado razonable, pero nuevamente mi cuerpo tan reacio a denegar mis deseos, permanecía quieto, esperando cualquier movimiento sospechoso.
Aquellos obscuros ojos permanecían impávidos sobre la herida de donde aún brotaban pequeñas cantidades de sangre, sin embargo ella no hacía nada por obtenerla, lo que me aseguraba más aún, que ella no era la chica de mis recuerdos.
Algo más tranquila, coloqué mi atención hacia el herido.
-¿Me permites revisar tu herida? – Di un paso hacia él para prevenirlo sobre mis deseos de acercarme.
Otro lento paso reducía nuestra distancia mientras con precaución extendía mis brazos en busca del suyo. A simple vista no parecía ser una herida demasiado peligrosa para su vida, aunque tendríamos que detener la hemorragia si pretendía permanecer con vida.
Mi mente pensaba en cómo ayudar a detener la sangre que turbada emanaba hacia el exterior de su cuerpo. Lo único en lo que pude pensar fue en un pedazo de tela que tendría que cortar de mi blusa aunque de todas formas teníamos que llevarlo al hospital para que lo suturaran.
Al segundo paso me detuve esperando que él aceptara mi ofrecimiento de ayuda. El viento cada vez soplaba con más intensidad haciendo que la temperatura decayera gradualmente.
La imperturbable mujer, permanecía a cierta distancia del chico, ningún rastro de pensamientos asesinos resurgía en su rostro tan sereno que tenía un poco de diferencia con el aterrador y delicado rostro de aquella chica de Volterra.
“Quizás me equivoqué” pensaba en silencio mientras escuchaba atenta la sutil voz que me explicaba cómo había encontrado al joven ensangrentado.
“Quizás podría bajar mi guardia y ocuparme de la herida del muchacho sin tener que preocuparme por si ella me ataca”. Aquella idea sonaba demasiado razonable, pero nuevamente mi cuerpo tan reacio a denegar mis deseos, permanecía quieto, esperando cualquier movimiento sospechoso.
Aquellos obscuros ojos permanecían impávidos sobre la herida de donde aún brotaban pequeñas cantidades de sangre, sin embargo ella no hacía nada por obtenerla, lo que me aseguraba más aún, que ella no era la chica de mis recuerdos.
Algo más tranquila, coloqué mi atención hacia el herido.
-¿Me permites revisar tu herida? – Di un paso hacia él para prevenirlo sobre mis deseos de acercarme.
Otro lento paso reducía nuestra distancia mientras con precaución extendía mis brazos en busca del suyo. A simple vista no parecía ser una herida demasiado peligrosa para su vida, aunque tendríamos que detener la hemorragia si pretendía permanecer con vida.
Mi mente pensaba en cómo ayudar a detener la sangre que turbada emanaba hacia el exterior de su cuerpo. Lo único en lo que pude pensar fue en un pedazo de tela que tendría que cortar de mi blusa aunque de todas formas teníamos que llevarlo al hospital para que lo suturaran.
Al segundo paso me detuve esperando que él aceptara mi ofrecimiento de ayuda. El viento cada vez soplaba con más intensidad haciendo que la temperatura decayera gradualmente.
Katie Larkin- Cantidad de envíos : 16
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
El feroz e impertinente viento cada vez azotaba con más fuerza, provocando que las hojas de los árboles se sacudieran con violencia, conforme pasaban los segundos. La tormenta cada vez se acercaba más.
La joven y escultural rubia parecía indiferente y desinteresada en la recién llegada, sólo la miraba de reojo, mientras le explicaba cómo me encontró. El hecho de que me había visto lleno de sangre de la nada, y al parecer las dos ignoraban el filoso cuchillo que empuñaba en la mano ilesa.
Claro, nadie nunca me escucha cuando hablo. ¿Por qué comenzar ahora?
Ignoraban por completo mis palabras, el ambiente era extraño. La recién llegada observaba todo con una extraña mezlca de curiosidad, precaución y...¿miedo? Sí, podía jurar que había algo de miedo.
¿Por qué tanto alboroto? ¿Desde cuándo un corte en el brazo puede traer a dos chicas a tu lado? ¿Por qué demonios no querían irse? ¿Y por qué se veía tan alterada?
El aire helado seguía penetrando dentro de la herida y destrozando mis nervios de forma insoportable, de forma que las preguntas sin respuesta que rondaban por mi aturdida mente se detuvieron de forma cortante.
Hubiera sido capaz de cortarme el otro brazo si no hubieran llegado…Lo que menos quería en esos momentos era ayuda.
El dolor físico no debía acabar, no, de ningún modo.
Si eso ocurría, el emocional regresaría…y prefería mil veces desangrarme a seguir resquebrajándome el alma a la mitad cada día en esos pensamientos insoportables y torturadores que a veces ni siquiera me permitían dormir…
Se me acercó con rapidez, intentando posar tímidamente sus dedos a mi antebrazo. Di un respingo involuntario, de nuevo me sentía asustado de que me tocaran.
Su expresión era calculadora y pensativa mientras observaba fríamente la sangre caer hacia el suelo.
-No quiero que me ayuden…-farfullé, inútilmente, intentando retirar mi brazo de su agarre – Quiero perder sangre, y morir. ¿Es muy difícil de entender?
La joven y escultural rubia parecía indiferente y desinteresada en la recién llegada, sólo la miraba de reojo, mientras le explicaba cómo me encontró. El hecho de que me había visto lleno de sangre de la nada, y al parecer las dos ignoraban el filoso cuchillo que empuñaba en la mano ilesa.
Claro, nadie nunca me escucha cuando hablo. ¿Por qué comenzar ahora?
Ignoraban por completo mis palabras, el ambiente era extraño. La recién llegada observaba todo con una extraña mezlca de curiosidad, precaución y...¿miedo? Sí, podía jurar que había algo de miedo.
¿Por qué tanto alboroto? ¿Desde cuándo un corte en el brazo puede traer a dos chicas a tu lado? ¿Por qué demonios no querían irse? ¿Y por qué se veía tan alterada?
El aire helado seguía penetrando dentro de la herida y destrozando mis nervios de forma insoportable, de forma que las preguntas sin respuesta que rondaban por mi aturdida mente se detuvieron de forma cortante.
Hubiera sido capaz de cortarme el otro brazo si no hubieran llegado…Lo que menos quería en esos momentos era ayuda.
El dolor físico no debía acabar, no, de ningún modo.
Si eso ocurría, el emocional regresaría…y prefería mil veces desangrarme a seguir resquebrajándome el alma a la mitad cada día en esos pensamientos insoportables y torturadores que a veces ni siquiera me permitían dormir…
Se me acercó con rapidez, intentando posar tímidamente sus dedos a mi antebrazo. Di un respingo involuntario, de nuevo me sentía asustado de que me tocaran.
Su expresión era calculadora y pensativa mientras observaba fríamente la sangre caer hacia el suelo.
-No quiero que me ayuden…-farfullé, inútilmente, intentando retirar mi brazo de su agarre – Quiero perder sangre, y morir. ¿Es muy difícil de entender?
Última edición por Alex Staron el Dom Jun 28, 2009 1:20 pm, editado 1 vez
Alex Staron- Cantidad de envíos : 18
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
Mis ojos buscaban algo mas en que centrarse, por lo cual dirigí mi mirada a las nubes que se arremolinaban en el cielo, oscuras y espesas… llovería pronto y eso no sería exactamente de ayuda, ya que la lluvia mezclada con la sangre tenía un olor exquisito, incluso; imposible de resistir.
La rubia se acerco al humano con la excusa de querer ayudar con su herida, pero, por alguna extraña razón yo no creía del todo en que quería estar cerca de mi fallido almuerzo solo porque las buenas intenciones desbordaban su corazón.
Rodé los ojos, si iba a ayudarlo ¿porque demonios necesitaba su autorización?, en su lugar yo ya habría parado la hemorragia sin siquiera detenerme a preguntar si estaba conforme con ello, pero claro, olvidaba cuan complicados resultan los humanos.
-Yo podría ayudarte con eso –murmure antes de darme cuenta de que mis palabras habían sido más que audibles –es decir, con la herida, puedo ayudarte –corregí sin perturbar mi expresión serena.
Normalice mi respiración y baje un dedo hasta su antebrazo recorriendo delicadamente la piel expuesta y manchándome un poco con el líquido que provenía de la herida.
Quizás la temperatura ayudaría lo suficiente para que él no notara la frialdad de mi piel. Levante el dedo y me puse de pie dándome la vuelta, tenía la oportunidad de probar la sangre sin que lo notaran, pero… corría el riesgo de no conformarme solo con unas gotas. Sacudí la cabeza esperando que con ello mis ideas se aclararan.
La rubia se acerco al humano con la excusa de querer ayudar con su herida, pero, por alguna extraña razón yo no creía del todo en que quería estar cerca de mi fallido almuerzo solo porque las buenas intenciones desbordaban su corazón.
Rodé los ojos, si iba a ayudarlo ¿porque demonios necesitaba su autorización?, en su lugar yo ya habría parado la hemorragia sin siquiera detenerme a preguntar si estaba conforme con ello, pero claro, olvidaba cuan complicados resultan los humanos.
-Yo podría ayudarte con eso –murmure antes de darme cuenta de que mis palabras habían sido más que audibles –es decir, con la herida, puedo ayudarte –corregí sin perturbar mi expresión serena.
Normalice mi respiración y baje un dedo hasta su antebrazo recorriendo delicadamente la piel expuesta y manchándome un poco con el líquido que provenía de la herida.
Quizás la temperatura ayudaría lo suficiente para que él no notara la frialdad de mi piel. Levante el dedo y me puse de pie dándome la vuelta, tenía la oportunidad de probar la sangre sin que lo notaran, pero… corría el riesgo de no conformarme solo con unas gotas. Sacudí la cabeza esperando que con ello mis ideas se aclararan.
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
La dura respuesta del chico hizo que mis hombros se recorrieran hacia atrás en un movimiento automático, pero al comprender que no había peligro alguno, por lo menos uno evidente, retomé mi posición acercándome al brazo herido el cual, él, con total deliberación, había extendido a una distancia más lejana.
El incesante viento, conseguía traer minúsculas piezas de polvo y ramas que se introducían en la herida o más bien se quedaban pegadas en la gelatinosa sangre que comenzaba a secarse. Esto me ponía ansiosa, no quería que esa herida se llegase a infectar, y a pesar de los profundos anhelos de muerte con los que me había respondido, mi cerebro no podía creer realmente que lo deseara en realidad… no, más bien yo no quería creerlo.
-No seas idiota – Repuse tratando con todas mis fuerzas de ocultar aquel desagradable sentimiento- ¿Por qué desearías morir?
Realmente no esperaba una respuesta ya que se veía terco a limitarse solamente a rehusar la ayuda. Me acuclillé frente a él tomando un pedazo de mi blusa la cual rasgué para conseguir la tela que sería su venda provisional.
Bruscamente tomé su brazo teniendo el mayor cuidado, de lo que mi acción me permitía, en no lastimar mucho su herida. Con fuerza mantuve su antebrazo cerca de mí para cubrirlo con el retazo de tela que yacía colgante en mi mano.
Por unos instantes dejé de poner atención al chico al percatarme que la mujer rubia de ojos cautivantes y profundamente aterradores de un color negro azabache, nos daba la espalda. “Quizás le marea la sangre” Pensé intentando hacer caso omiso a aquellos recuerdos que luchaban con salir a la superficie de mi mente.
Definitivamente no podía ser aquella peligrosa mujer que parecía codiciar la sangre de las personas más que otra cosa en el mundo.
Repuse en las palabras que anteriormente me había dicho, brindándome su apoyo con la herida del testarudo chico.
-¿Crees que... puedas detenerlo.... mientras le coloco esta improvisada venda? – Timidez. Mostré lentamente el pedazo de tela elevándolo unos centímetros.
¿Por qué no podía hablarle claramente? Algo dentro de mí me mantenía al margen de aquella esbelta muchacha, pero me sentía estúpida por hacerle más caso a una simple corazonada que a la razón, quien me decía que ella estaba aquí por coincidencia, igual que yo.
Definitivamente trabajaría en esta timidez y lograría, si es que me la topaba de nuevo, hablarle de lo más normal, como si se tratara de cualquier simple humana.
Esperé la respuesta, mientras regresaba mi mirada a la herida, la cual sangraba nuevamente debido a la presión que ejercían mis dedos para mantener el brazo frente a mí, por si él deseaba oponerse a este hecho.
El incesante viento, conseguía traer minúsculas piezas de polvo y ramas que se introducían en la herida o más bien se quedaban pegadas en la gelatinosa sangre que comenzaba a secarse. Esto me ponía ansiosa, no quería que esa herida se llegase a infectar, y a pesar de los profundos anhelos de muerte con los que me había respondido, mi cerebro no podía creer realmente que lo deseara en realidad… no, más bien yo no quería creerlo.
-No seas idiota – Repuse tratando con todas mis fuerzas de ocultar aquel desagradable sentimiento- ¿Por qué desearías morir?
Realmente no esperaba una respuesta ya que se veía terco a limitarse solamente a rehusar la ayuda. Me acuclillé frente a él tomando un pedazo de mi blusa la cual rasgué para conseguir la tela que sería su venda provisional.
Bruscamente tomé su brazo teniendo el mayor cuidado, de lo que mi acción me permitía, en no lastimar mucho su herida. Con fuerza mantuve su antebrazo cerca de mí para cubrirlo con el retazo de tela que yacía colgante en mi mano.
Por unos instantes dejé de poner atención al chico al percatarme que la mujer rubia de ojos cautivantes y profundamente aterradores de un color negro azabache, nos daba la espalda. “Quizás le marea la sangre” Pensé intentando hacer caso omiso a aquellos recuerdos que luchaban con salir a la superficie de mi mente.
Definitivamente no podía ser aquella peligrosa mujer que parecía codiciar la sangre de las personas más que otra cosa en el mundo.
Repuse en las palabras que anteriormente me había dicho, brindándome su apoyo con la herida del testarudo chico.
-¿Crees que... puedas detenerlo.... mientras le coloco esta improvisada venda? – Timidez. Mostré lentamente el pedazo de tela elevándolo unos centímetros.
¿Por qué no podía hablarle claramente? Algo dentro de mí me mantenía al margen de aquella esbelta muchacha, pero me sentía estúpida por hacerle más caso a una simple corazonada que a la razón, quien me decía que ella estaba aquí por coincidencia, igual que yo.
Definitivamente trabajaría en esta timidez y lograría, si es que me la topaba de nuevo, hablarle de lo más normal, como si se tratara de cualquier simple humana.
Esperé la respuesta, mientras regresaba mi mirada a la herida, la cual sangraba nuevamente debido a la presión que ejercían mis dedos para mantener el brazo frente a mí, por si él deseaba oponerse a este hecho.
Katie Larkin- Cantidad de envíos : 16
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Re: Probando algo nuevo...(Privado)
Pequeñas y casi imperceptibles gotas de agua fría provenientes de la inmensidad del cielo nublado y grisáceo comenzaron a hacer acto de presencia. Causándome un escalofrío, el cual se recorrió incómodamente por toda mi columna vertebral.
La joven de mirada indecisa y pocas palabras no creía posible que quisiera morir… ¿Realmente creería que la vida es tan perfecta y maravillosa como para que no hubieran razones para acabarla?
Tal vez, si el mundo fuera mejor, no tendría ese incesante e insoportable hueco en el pecho, ése que no me dejaba estar tranquilo, esa maldita culpa que cargaba sobre los hombros. Si el mundo no estuviera tan descompuesto y enfermo, no fuera tan prejuicioso…tal vez estaría en cualquier otro lugar, sin cuchillo en la mano, sin herida en el antebrazo, sin sangre, dolor, ni deseos suicidas.
La chica restante se abrazaba a sí misma, dándonos la espalda, mientras la más experimentada rasgaba tela de su ropa para detener la sangre, la cual se estaba pegando incómodamente en mi brazo, secándose. Al ver mi brazo sano pude notar que estaba pálido, mucho más de lo normal.
Eso era una buena señal… ¿Y si moría desangrado? Probablemente fuera lo mejor que me podía ocurrir. Estaba demasiado cómodo ante esa perspectiva…y eso era razón suficiente para saber que no pasaría. Iba a salir de ese bosque, viviendo, y era bastante notorio.
Tendría que ver a los ojos a mi padre una vez más, soportar sus ojos repletos de indiferencia y aversión. O peor aun, seguir viéndolas a ellas después de este día… Demasiada tortura era soportarlas en este momento, como para continuar más tarde.
-Tengo mis razones.-musité, de forma casi inaudible. Pero, con su respiración tan cerca de mí y sus dedos posados cerca de la zona abierta, estaba completamente seguro de que me había oído.
Razones…Si moría nadie me echaría de menos… ¿Mi padre? Claro, seguro sería un alivio si por fin me voy de este mundo. No quería convivir con homicidas.
De repente, las dos desaparecieron de mis ojos, junto al bosque, la sangre, la lluvia, todo.
Para ser reemplazado por un recuerdo, uno viejo y penetrante, sellado en lo más profundo de mi memoria, sepultado… ¿Por qué tenía que volver ahora?
-¡Tu madre murió por tu culpa!-esa voz, grave y entrecortada, profunda. Había olvidado lo que mi progenitor me había dicho hace un par de años, en una de nuestras continuas peleas.
No recuerdo qué respondí ante semejante afirmación, ni siquiera sé si abrí la boca. Sólo esa voz insondable e intensa, la cual había entrado hasta lo más profundo de mi cabeza, para recordarlo una y otra vez.
-Asesino…
Maldita sea. ¿No era esa razón suficiente para querer morir?
Desaparecer de la faz de la Tierra, mi vida era totalmente imperfecta y desastrosa. Sólo quería darle fin, de una vez por todas.
Sin embargo, al sentir la presión de la tela sobre mi brazo, regresando a la realidad, y un eco que se parecía demasiado a la voz de la joven rubia que me estaba ejerciendo algo así como servicios médicos, llegué a la misma conclusión. Iba a vivir. Un día más…veinticuatro horas más de masoquismo. Gran cosa.
Mi mano izquierda aún sostenía el cuchillo, manchado de un rojo intenso. Lo dejé caer, casi por inercia, al suelo con un golpe seco. En señal de derrota.
No tenía fuerzas para resistir ya más. Podían curarme, matarme, hasta arrojarme por un acantilado. Y seguiría allí, con la mirada fija, perdida en el horizonte, sin moverme, ni protestar. Ya nada importaba.
La joven de mirada indecisa y pocas palabras no creía posible que quisiera morir… ¿Realmente creería que la vida es tan perfecta y maravillosa como para que no hubieran razones para acabarla?
Tal vez, si el mundo fuera mejor, no tendría ese incesante e insoportable hueco en el pecho, ése que no me dejaba estar tranquilo, esa maldita culpa que cargaba sobre los hombros. Si el mundo no estuviera tan descompuesto y enfermo, no fuera tan prejuicioso…tal vez estaría en cualquier otro lugar, sin cuchillo en la mano, sin herida en el antebrazo, sin sangre, dolor, ni deseos suicidas.
La chica restante se abrazaba a sí misma, dándonos la espalda, mientras la más experimentada rasgaba tela de su ropa para detener la sangre, la cual se estaba pegando incómodamente en mi brazo, secándose. Al ver mi brazo sano pude notar que estaba pálido, mucho más de lo normal.
Eso era una buena señal… ¿Y si moría desangrado? Probablemente fuera lo mejor que me podía ocurrir. Estaba demasiado cómodo ante esa perspectiva…y eso era razón suficiente para saber que no pasaría. Iba a salir de ese bosque, viviendo, y era bastante notorio.
Tendría que ver a los ojos a mi padre una vez más, soportar sus ojos repletos de indiferencia y aversión. O peor aun, seguir viéndolas a ellas después de este día… Demasiada tortura era soportarlas en este momento, como para continuar más tarde.
-Tengo mis razones.-musité, de forma casi inaudible. Pero, con su respiración tan cerca de mí y sus dedos posados cerca de la zona abierta, estaba completamente seguro de que me había oído.
Razones…Si moría nadie me echaría de menos… ¿Mi padre? Claro, seguro sería un alivio si por fin me voy de este mundo. No quería convivir con homicidas.
De repente, las dos desaparecieron de mis ojos, junto al bosque, la sangre, la lluvia, todo.
Para ser reemplazado por un recuerdo, uno viejo y penetrante, sellado en lo más profundo de mi memoria, sepultado… ¿Por qué tenía que volver ahora?
-¡Tu madre murió por tu culpa!-esa voz, grave y entrecortada, profunda. Había olvidado lo que mi progenitor me había dicho hace un par de años, en una de nuestras continuas peleas.
No recuerdo qué respondí ante semejante afirmación, ni siquiera sé si abrí la boca. Sólo esa voz insondable e intensa, la cual había entrado hasta lo más profundo de mi cabeza, para recordarlo una y otra vez.
-Asesino…
Maldita sea. ¿No era esa razón suficiente para querer morir?
Desaparecer de la faz de la Tierra, mi vida era totalmente imperfecta y desastrosa. Sólo quería darle fin, de una vez por todas.
Sin embargo, al sentir la presión de la tela sobre mi brazo, regresando a la realidad, y un eco que se parecía demasiado a la voz de la joven rubia que me estaba ejerciendo algo así como servicios médicos, llegué a la misma conclusión. Iba a vivir. Un día más…veinticuatro horas más de masoquismo. Gran cosa.
Mi mano izquierda aún sostenía el cuchillo, manchado de un rojo intenso. Lo dejé caer, casi por inercia, al suelo con un golpe seco. En señal de derrota.
No tenía fuerzas para resistir ya más. Podían curarme, matarme, hasta arrojarme por un acantilado. Y seguiría allí, con la mirada fija, perdida en el horizonte, sin moverme, ni protestar. Ya nada importaba.
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