Salon de ocio

- Aquí es, mi lugar favorito, me paso casi todas las tardes aquí...- dije y le solte la mano y me aleje un poco de él dandole un poco de espacio, y me acerque a la barra de ballet del costado, acariciandola.

Sonreí mientras la seguía tomado de su mano. Miré el lugar. Era amplio y luminoso. Lo que más llamó mi atención fue el hermoso piano que se encontraba allí. Sentía la necesidad de correr a tocarlo, acariciarlo, tocar y tocar en él durante noches y noches enteras sin parar jamás. Sus teclas me llamaban a gritos. Desvié mi vista de él y observé a Anne acariciando la barra de ballet.
¿Bailas? le pregunté con una sonrisa divertida mientras en mi mente comenzaba a imaginármela bailando allí.

- puedes ir a tocar el piano, no sabía que tocabas- le dije mirandolo a él y luego al piano. Leí sus pensamientos yo bailando y sonreí.
- Si, me encanta.- dije y cerre los ojos y me estire, para luego hacer un paso de baile de ballet corto. Cuando termine, lo mire y me reí..

Le sonreí.
Tú bailas y yo toco le respondí mientras corría al piano sin pensarlo dos veces. Me senté y comencé a tocar, sintiendo la música a mi alrededor. Cerré los ojos mientras seguía tocando.
¿Y cuándo piensas empezar a bailar? le pregunté en mi mente abriendo los ojos y dando vuelta la cabeza para mirarla. Sonreí y no dejé de tocar mientras esperaba verla bailar.

Le sonreí y cerre los ojos para concentrarme en la música, tocaba bien el piano.
Empecé a moverme lento al son de la música y termine bailando junto a ella. Me deje llevar, aunque en el fondo sentía un poco de verguenza, lo hice y mi limite a no verme por los pensamientos de Anthony.
Seguí bailando al compas de su canción...

La observé mientras bailaba, sin dejar de tocar. Dios, y ella decía que era un ser maléfico. Era un ángel. Un ángel en todo su esplendor. Se movía como si fuese una profesional, cada paso continuaba del otro, sin ninguna vacilación. Todos los pasos eran exactos, perfectos, marcados y delicados.
Tocaba de memoria, por primera vez en mi vida había encontrado algo que me atraía más que la música. La música había sido mi única pasión toda mi vida, pero ahora ella opacaba todo lo demás. No me importaba no escuchar la melodía, no me importaba que todos los cantantes y compositores murieran en ese instante mientras ella siguiera bailando para mi, mientras continuase conmigo.
No sé qué fue lo que me llevó a hacerlo. Quizás un arrebato de locura, pero de todas formas, dejé sin pensarlo el piano y corrí hacia ella. La atrapé por la cintura deteniendo su baile y la atraje hacia mi. Tenía un brazo completamente enredado a su cintura, para que no pudiese moverse, y con el otro acariciaba su rostro fascinado sin dejar de mirarla a los ojos. Me acerqué lentamente y le di un beso suave, delicado, dulce, pero lo suficiente como para sentir su aroma, creí que iba a volverme loco en ese instante, no quería dejar de besarla nunca. Me alejé lentamente, sin dejar de mirarla en ningún momento.
Anne, lo siento... no debería... no sabía como explicarme. Suspiré y solté un poco mi brazo de su cintura, sin quitarlo por completo pero para separar unos milímetros su cuerpo del mío. Desvié mi vista hacia los vidrios de cristal del costado y nos vi juntos, así. Comencé a intentar explicarme sin mirarla a los ojos aún No soy así, este momento era muy importante para mi, debí haberlo hecho bien a mi manera, debí hacerlo más adelante, pero...Dios, no pude controlarme Anne, no puedo controlarme si te tengo cerca dije y volví a mirarla a los ojos. Acaricié su rostro con la yema de mis dedos, esperando una respuesta.

Me quedé helada cuando puso su brazo en mi cadera, estaba muy concentrada en mis pasos y no me dí cuenta. Pero más me impacto cuando sus labios rozaron los mios, eran perfectos,en sus posibles sentidos. La electricidad recorrio toda mi columna vertebral, era posible perder todos los pensamientos que había tenído hasta ese momento, cuando sus labios tocaron los mios?. La estatica, la sentí a flor de piel.
Seguí sus pensamientos, qué eran mios tambíen de alguna manera. Lo conocía hace un día, pero... ahora sentía como si mi corazón latiese, cómo si dentro de ese tempano ,que era mi cuerpo, se estuviese derritiendo algo... gracias a su calides. Gracias a él.
Podría estar así con él para toda la vida, o por toda su vida, no quería imaginarme una vida apartada de él. No quería, aunque pensaba que era muy pronto, lo sentía así.
Lo mire a los ojos, un poco confundida... entre las mariposas en el estomago y la estatica. Se sentía mal por lo que había hecho, pero no debía en lo más minímo.
Tome aire y lentamente, apoye mis labios sobre los suyos, y luego me alejé un poco.
- No tienes por que sentirte mal, además ya estamos a mano.- dije y sonreí timidamente, mire al suelo... avergonzada.- Ya somos dos los que no nos podemos controlar- dije y volví a sonreír, pero aún sin mirarlo.