Sala de estar y comedor.

Entramos tomados de la mano, me seguía gustando su calor. Pero cuando entramos solo... me limite a soltarle la mano y parame enfrente de él.
Le sonreí, un poco preocupada.
-Bienvenido- le dije, no sabía que se suponía que debía hacer. Solo, no sé sientate,eres libre- Ok, eso tenía doble sentido. Mire el sillon, y luego a él.- No sé cómo empezar- dije y me mordí el labio.
Estaba aturdida.

Observé el lugar, era tan precioso y elegante como todo lo demás, perfectamente ordenado, y nuevamente me pregunté de donde sacaría tanto dinero en un pueblo así. Voltee a mirarla para alagar nuevamente su casa y volví a notarla extraña, parecía... preocupada, y me preocupaba no saber qué pasaba.
¿Qué tal por el principio? le dije y me senté en el borde de un sillón mirándola Quiero saber qué es lo que pasa, todo lo que pasa, dime cada uno de los detalles. Ahora, en este momento, me gustan las cosas directas Anne agregué y la tomé de la mano, mirándola fijamente a los ojos.

Lo mire a los ojos, sentí su tacto que me tranquilizo un poco... solo un poco.
Directas, ¿cómo empiezo?. Antes de seguir pensando y torturarme más empeze a balbucear...
- De acuerdo... voy con lo más leve ,¿quieres?. Leo mentes, no soy humana. Yo no planeaba conocerte, no... no tengo veinte años.- Dije cortante y le mire muy seria a los ojos. Me levante y camine un poco lejos de él para darle su espacio.-Yo, encerio, no soy humana, ahora te explicare todo, pero leo mentes desde que nos conocimos, aunque intente darte tu privacidad, pero me interesaba saber que pensabas de mi, como eras, me interesabas tu. No lo hago de mala persona, no soy mala.- Dije y sin querer una lagrima callo por mi mejilla, la seque rápidamente.
Respire antes de seguir, durante unos minutos.
Suspire y al final dije:
- Tengo 300 años... Y como dije- me di vuelta y lo mire- No soy humana - dije enfatizandi cada palabra. Quería llorar... pero no quería hacerlo enfrente de él.

Parpadeé un par de veces, intentando entender todo lo que me había dicho. No era humana. Eso no era un dato muy difícil de imaginar, se parecía más a un ángel que a algo humano. Tardé unos minutos en comprender que debería darme algo de miedo lo que acababa de decirme, pero aún así no sentía miedo por ella, seguía viéndola de la misma manera que la había visto en las calles del pueblo.
En ese instante recordé que podía leer mi mente y sonreí.
Parece que voy a tener que tener cuidado mientras te tenga cerca pensé sabiendo que me iba a escuchar.
¿Si sabes lo que pienso y lo que siento es necesario que te lo diga? le dije parándome y acercándome a ella, pero sin tocarla por miedo a como reaccionaría.
¿Cuál es el inconveniente en todo lo que me acabas de decir? le pregunté.

Sonreí ante su pensamiento.
- El inconveniente es que tu estas mal, tendrías que estar alejandote de mi gritando en estos instantes.- dije e hice una mueca, no se tenía que ir?.... es decir, no estaba reaccionando él.
te dije que no soy humana, nada es como lo conoces Anthony. Cuando te dije que soy peligrosa no mentía, soy enemiga de la raza humana-... implante ese pensamiento en su cabeza, haciendo enfacis en cada silaba, para que lo entendiera.
Suspire.

Escuché su voz en mi cabeza y me sentí confundido. No estaba acostumbrado a eso. Cerré los ojos, sacudí levemente la cabeza y los volví a abrir.
Mejor, utilicemos las palabras en voz alta le dije. Sonreí y me acerqué a ella. Pasé mis brazos por su cintura y la abracé. Acerqué mis labios a su oído.
¿Enemiga de la raza humana? ¿Entonces por qué no te deshaces de mi en este instante? le pregunté en un susurro en su oído, al ver que no se movía me reí suavemente Nunca te dije que estaba bien Anne, y no voy a alejarme, me voy a quedar aquí, a tu lado continúe susurrando y le di un beso rápido en la mejilla, sin dejar de abrazarla por la cintura.

- Es que ... hay no quiero decirlo de esta manera. No entiendes, no entiendes lo que soy, soy un mounstro, me ves como algo que no soy, Anthony.- Dije y me separe de él, suavemente.- Perdona, es que no puedo, me siento mal al hacerte esto, no ... ¡POR DIOS!- exclame y me tape la cara con las manos, intentando concentrarme en no llorar. tendría que dejarlo todo así, acercarme y abrazarlo, pero no podía el no sabía toda la verdad.- No podría matarte, no me lo perdonaria. No quiero, no puedo , no lo hare. estate seguro se eso.- le dije. Le di la espalda, no podía mirarlo mientras lo decía.
- Anthony.... yo... yo... yo soy un vampiro- le dije atropellando las palabras. Me quede quieta ahí, sin hacer nada. Sentía verguenza de mi misma.

Me quedé completamente paralizado unos minutos. Sin comprender lo que me decía. Un vampiro. Me sonaba tan estúpido e irreal, yo no creía en esas cosas, todas esas leyendas de vampiros no existían, eran mentiras, cuentos. Pero entonces, ¿por qué lo decía como si fuese algo tan real? Sentía que me estaba confesando uno de sus secretos más profundos.
Tardé varios minutos en comprender de que era real. Que lo decía tan real porque lo era, porque era su secreto más profundo. Me quedé en mi lugar observándola, intentaba verla como una asesina, como una vampiro que en cualquier momento voltearía y me mordería para acabar con mi vida y convertirme en su alimento, pero no podía. Dios, no podía. La veía tan avergonzada de si misma que quería abrazarla, estrecharla en mis brazos y no soltarla jamás. Y así lo hice. Me acerqué a ella y la abracé, acunando su rostro en mi pecho y recostando mi cabeza en la suya, sintiendo la suavidad de sus cabellos en mi rostro.
Mientras me quieras a tu lado, y no sea para tí sólo un juguete, sólo un aperitivo, nunca, jamás pienso dejarte le dije con toda la sinceridad.

Estaba feliz, aunque pensaba que ese sentimiento era algo... egoista. Pero estaba feliz.
apoye mi cabeza en su hombro, e inhale su aroma, mi garganta dolío, pero no me importo en lo más minimo. Estaba él conmigo y no se iba a ir, o eso parecía.
- No es todo como crees que es, hay muchas cosas que piensas que existen solo en lso cuentos, pero son reales. Yo soy, para ti y para muchas personas, algo irreal, pero sin embargo aquí estoy.- le dije y cerre los ojos.
Me quede unos minutos así.
- creo que me podría quedar así, una eternidad, incluso más.- le dije como quien no quiere la cosa y volví a suspirar.

Sonreí y acaricié su rostro con la punta de mis dedos. Era simplemente...perfecto. Tomé aire y sentí el aroma de su cabello, ¿o era su aroma? No me importaba, era el aroma más delicioso que había sentido jamás.
Entonces...¿Peter Pan existe también? le pregunté bromeando, y besé sus cabellos riendo.
Te diría que nos quedemos así por toda la eternidad, pero sólo tengo una vida le susurré y cerré mis ojos abrazándola.

Me reí por su comentario.
- Todavía no lo he visto, pero eso dicen las malas lenguas.- dije y me reí entre sus brazos.- Con una vida me alcanza, pero no quiero sacarte tiempo. Ven... te voy a mostrar el resto de la casa.- dije, le tome la mano y lo lleve a el salon de ocio, mi salon preferido.