Paseando por La Push (LIBRE)

Un pueblo pequeño donde todas las personas se conocen, puede ser realmente fastidioso, en especial, si eres la nueva atracción del lugar. Pero no hay que malinterpretar, la atención sobre mí, siempre resulto algo llevadero y en cierta parte divertido, es solo que, los lugares pequeños, logran sacar mi lado nervioso.

Por ello decidí hacer investigación, varias veces había escuchado que una reserva estaba cerca, a solo unos cuantos kilómetros de distancia y pensé que una aventura me vendría bien. Después de todo, era eso, o asistir a clases. En definitiva, la respuesta era sencilla y fácil de deducir.

Tome mi mochila, equipada con cosas básicas, como un cambio de ropa, un paquete de goma de mascar y el juego de llaves de la casa, antes de salir en la dirección que me indicaron unas amables chicas lugareñas.

No tarde demasiado en encontrar una playa; hermosa con una vista panorámica increíble, pero bastante sola. Mire mi reloj en busca de la explicación y me di cuenta que era aun temprano. Me encogí de hombros y me quite los zapatos antes de seguir caminando. La arena cosquilleaba en las plantas de mis pies y en la cercanía, pude divisar a una joven.

Me acerque cuidadosamente para observarla; parecía estar bien, solo… dormida. Negué con la cabeza, ¿No había escuchado del cáncer causado por la exposición excesiva al sol?

-Hey –murmure con un tono de voz media. En casa odiaba que me despertaran a gritos, así que, pensé en que a nadie más le gustaría. –Estas dormida en una playa, despierta antes de que el sol brille con todo su esplendor o te quemaras –sí, eso serviría. Sería mi buena acción del día.

Espere un momento para que mi advertencia acerca del sol fuese escuchada y luego de eso, la chica despertó, luciendo ligeramente agitada. Quizá soñaba algo y yo había interrumpido el sueño, espere que no fuera nada divertido, odiaba que alguien interviniera en la mitad de un sueño interesante y conocía la frustración que eso provocaba.

-Debí suponerlo –murmure más para mí misma que para ella. Si era la mitad de parecido que Forks, seguramente el sol saldría por unos minutos y luego se escondería tras las nubes oscuras hasta el día siguiente.

-Siento haberte despertado –me disculpe, porque parecía que si había interrumpido algo interesante. Puse mis brazos alrededor de mi cuerpo y mire en la misma dirección que ella. El agua del mar estaba tranquila y brillaba tenuemente en algunos puntos. –Espero que no me odies mucho –había un toque de diversión en mi voz.