Conociendo Forks (Libre)

- Creí que el tiempo cambiaría - comenté a mi prima que estaba caminando a mi lado silenciosa. Todo aquí era distinto a los lugares que he visitado. Este pueblo parece ser tenebroso, el tiempo cambiaba repentinamente y volvía siempre a la lluvia. Era todo lo contrario a lo que estaba acostumbrada. Pero aún así, me gustaba este lugar ya que no había mucho tráfico y parecía estar todo en orden, con suma tranquilidad. Ya iban dos días lejos de mis padres, probablemente estén ahora arrepintiéndose de haberme dejado venir a aquí o quizás estén ahora escribiéndome así como lo hicieron unos 30 minutos después de emprender viaje hasta aquí y sólo porque he salido del departamento. No pude evitar sonreír al pensar en ello, eso sería lo menos que harían. Pero sé que al mes, ya dejarían un poco de preocuparse, si es que la convivencia y todo nos va bien. ‘Espero que esto funcione’, pensé. Por alguna razón creía que algo en este pequeño pueblo me impactaría, algo que no he visto en ningún lugar, algo que causará en mí curiosidad y me cambiará la vida.

Seguimos caminando mientras que recorrían por mi rostro las gotas de la lluvia que armaban caminitos y se encontraban al final, en mi mentón, para luego caer al suelo.

- Mira, allí hay una tienda de ropa. ¿Entramos Summ? - pregunté parando frente a ésta.

(Perdón por la tardanza, prima (?))
Miré al cielo al sentir gotas caer en mi cabello y mi rostro. Genial, pensé irónicamente. Oí a Bell llamarme y me volteé para mirarla y seguir con la vista el lugar que señalaba: un negocio de ropa que se estaba llenando un poco pues al comenzar a llover la gente buscaba algún "refugio", al menos hasta que parara de llover torrencialmente, como lo estaba haciendo ahora.
- Entremos antes de empaparnos todas -dije tomando a Bell del brazo para entrar en el negocio. La ropa que vendían allí no estaba nada mal, casi todo era ropa de diario y con mi prima adoramos ir de compras por lo que estaríamos un buen rato allí.
- Bell, mira ese suéter -dije al momento que me quitaba mi jersey pues estaba todo mojado.

(Off: don't worry Summer n.n jaja )

Entramos con Summer a la tienda antes de quedar completamente mojadas por la torrencial lluvia. Se encontraba mucha gente allí dentro, algunas probándose algo de ropa y otras solo esperando al lado de la puerta hasta que se calmara el tiempo y así seguir con su paseo o lo que fueran a hacer luego. La ropa que había allí era vestuario normal, de las que a mi prima y a mí nos encantaba usar; algo llamado como: las prendas habituales o prendas diarias (obviamente nada fuera de lo común ni muy llamativo).
Summer se encontraba en un cambiador, probándose un suéter color azul marino mientras que yo miraba algún que otro vaquero para comprarme.

- Es hermoso – comenté yo en forma de respuesta, al momento que mi prima me hacía ver el suéter –. Te asienta bien ese color – sonreí.

Mientras ella se miraba en el espejo que al parecer era algo antiguo por sus facciones, volví a por el vaquero que había escogido.
- Yo me probaré esto – hablé entusiasmada mostrándoselo y entré al probador que estaba a la derecha del suyo -. Summ, ¿qué tal queda este? - pregunté al abrir las cortinas

Entré al probador para probarme, valga la redundancia, el suéter azul marino que había captado mi atención. Yo era pálida por lo que me sentaba bien, o eso decía Bell. Salí del probador, luego de haberme quitado el suéter y lo llevé a una estantería donde podríamos ir colocando la ropa que quisieramos comprar del negocio. Estaba viendo unos jeans que colgaban de un largo perchero y me giré cuando Bell me llamó.
- Te queda de pelos -dije riendo. - ¿Te lo llevas, cierto? -pregunté mientras me acercaba a ella llevando un par de jeans. - Oye.. ¿dónde rayos está Helena? No la he visto desde que entramos aquí, ¿se habrá perdido? Ella es algo estúpida.. -comenté riéndome pero luego me puse seria. - En serio, ¿dónde está? ¡Ni siquira conoce el lugar! Y no sabe la ruta hacia nuestro departamento. Podrían comerla los vampi...Digo, nos podríamos comer una multa si no aparece -Me retracté mirando hacia otro lado, había estado apunto de decir la palabra 'vampiro'.

La respuesta de Summer fue más que nada a una aprobativa al vaquero gastado que llevaba puesto. Lo cual me agradó, ya que no me llevaría algo que me quedara mal y ella lo usaría en alguna oportunidad debido a que nuestra talla era casi la misma. Luego preguntó sobre su hermana que tal parece se había perdido por allí afuera. Habíamos olvidado que venía con nosotras.

- Ni idea, pero será mejor que vayamos a buscarla. Quizá no se encuentre tan lejos de esta tienda – respondí y rápidamente cerré las cortinas para volver a ponerme mis jeans y salir en busca de Helena. ‘¿Me pareció a mí o fue que ella casi dice “podrían comerla los vampiros”? Seguro no haya sido algo importante de lo cual tenga ahora que estar pensando. En todo caso, ¿Por qué diría algo así? Está bien claro que esas cosas no existen, que sólo son parte de mitos o personajes de películas que se volvieron populares. Pero lo raro es que ella lo diga, ya que Summer suele ser realista’, pensé para mí y me incomodé en haberlo tenido en mente pasando por un momento de desesperación.

Abrí las cortinas pensando que ya estaba lista, pero por el apuro y mi mente puesta en cosas que no venían al caso, había olvidado atar mis cordones. Lancé una mirada a la puerta del negocio -que era de vidrio así como las vidrieras del local- al tiempo que hacía un nudo con las dos tiras, para ver si ella por algún motivo pasaba por la vereda. Pero no fue así. Dejamos las cosas en la estantería y cuando estábamos a punto de salir de la tienda una chica que estaba de espalda al negocio, con estatura similar a la de Helena apareció empapada frente a la puerta, mirando hacia la vereda del frente. Parecía algo inquieta.

Estaba buscando a las chicas cuando me quedé observando de espaldas a una tienda, unas vidrieras con una ropa muy bonita mientras notaba que mi rojizo cabello, se volvía más oscuro con cada gota de agua proveniente del cielo.

Estábamos con las bolsas de las compras que acabábamos de hacer con Bell y nos encontramos con mi hermana, completamente mojada con otra bolsa de lo que parecían ser discos o algo así.
- Oye, siempre te digo que te bañes pero no era para que te lo tomes tan así -bromeé mirándola incrédula. - Si te enfermas, ¿quién será la estúpida que tendrá que estar contigo en el hospital o cuidándote? ¡Pues yo! La mayor siempre termina pagando todo -regañé a Helena como cuando éramos aún más menores. Si ella se enfermaba, mientras mis padres estaban en su respectivos trabajos, yo era la que quedaba al cargo de ella. Pero ahora era diferente, no tenía más 10 años, ni 11, ni 12; tenía 17 años, pero parecía que aún no había captado la idea de "Puedes tomar un resfríado si llueve." Negué con la cabeza y la miré con desaprobación.

- Summer ya basta! Sé cuidarme sola y no me enfermo tan fácilemnte como crees. Llueve de una manera espectacular y si no era por ustedes me hubiese quedado... - me enojé con ella, porque no era justo que me tratara como una inocente niña, de más está decir que nunca fuí inocente, me reí para mis adentros.
- Bueno ya, que han comprado con esas coloridas bolsas? yo he conseguido unos libros y discos que están agotados en todos lados menos acá! - comenté emocionada.

Me puse a pensar en esa inmensa librería, en una de las esquimas, pero más bien, esta se encontraba escondida y me atrajo un deje misterioso que poseía. Entré y me quedé completamente anonadada, millones de estantes de madera cobriza recorrían el lugar, rebalsados de libros y por el fondo se encontraba la pequeña tienda de discos, muy clorida por cierto, en contraste de la biblioteca. -Si fuese por mí, me quedaría viviendo aquí - había pensado en ese momento. Pero opté por una mejor idea, ir en mis tardes libres y de paso, conocería a gente con gustos similares a los míos por la música y la literatura.
Comenzé a notar que las chicas me miraban de manera extraña y las miré icrédula.

Para nuestra suerte, aquella chica que estaba de espalda a la tienda era Helena. Salimos velozmente hacia afuera antes de que se largara de ahí y decidiera buscarnos por otra parte. Nos vio y ella caminó hacia nosotras como si nada hubiera sucedido, al parecer no se había percatado de tal momento de susto que le hizo pasar a su hermana y a mí, o quizá si lo haya notado pero no le pareció que fuera importante. Summer no optó por quitar el habla, al contrario, comenzó a regañarla como cuando ella era chica, lo cual Helena respondió a la defensiva diciendo que ella podía cuidarse sola. Y luego decidió calmar el enfado con otra pregunta a la que respondí diciendo: - Suéter, vaqueros, ese tipo de cosas - sonreí para que notara de que ya ese momento había pasado y que yo no estaba enfadada con ella. Aunque lo que hizo no haya sido lo adecuado, pero ya su hermana la había regañado asi que pensé que no debía seguir echando leña al fuego.

- ¿Te ocurre algo? - pregunté a Helena al ver que estaba sumamente absorta en sus pensamientos. Su mueca me hacía tanta gracia que no pude evitar largar una risita.

- No querida prima nada, solo pensaba en el maravilloso lugar que imaginan mis pensamientos... Codas mías. Tu eres la única que me entiende - miré con travieso enfado a Summer.
- Quiero husmear un poco lo que tren en las bolsas! Vamos a tomar un café y me muestran... qué dicen? Yo invito! He visto por aquí un bar de lo más lindo, bastante pintoresco por cierto. Además no se si ustedes pero a mí me invade el hambre... - comenté entretenida por mi propia propuesta.
- Estaba segura de que mi prima aceptaría pero mi hermana es la que siempre arruina todo- de todos modos pensé que si ella no desea ir, iría con Bell.
Ella es más divertida!

Helena respondió a mi pregunta de forma extraña y sin perder la oportunidad de molestar a Summer. Al parecer a su hermana no le gustaba nada su comportamiento, su rostro estaba colorado y su mandíbula tensa.
Me sentía algo incómoda por la situación por lo que decidí aceptar la invitación de la joven de cabello naranja y abarcar otro tema de conversación.

- A mi me parece bien. ¿Qué tal a tí, Summ? - pregunté con mueca de preocupación - Seguro vendan esos pasteles de chocolate que te gustan a tí - comenté esperando a que dijera que si. Conocía muy bien a mi prima, ella no podía resistirse a las cosas dulces. En especial, los pasteles.

- No me contestes así, Blake -espeté a Helena cuando comenzó con sus chiquilinadas de que ya era grande. No parecía ser así pues actuaba como niña al mojarse bajo la lluvia. La llamé Blake porque solía hacerlo así cuando estaba enojada, al igual que ella me llamaba Lauren cuando estaba enfadada conmigo; cosas de hermanas. - El maravilloso lugar que imaginan tus pensamientos.. -repetí lo que decía. - No quiero ni estar allí, con esas bandas raras que te gustan, suerte que yo no te entiendo -dije sacándole la lengua. De acuerdo, ahora la chiquilina era yo, pero siempre le sacaba la lengua cuando estaba enojada, como ahora. - ¿Un bar? Vayamos al cine, no lo sé, quiero conocer más el lugar, no encerrarme en un lugar. Aunque estoy hambrienta yo también -dije escuchando a mi estómago rugir. - ¿Pasteles? -pregunté a Bell cuando mencionó esos dulces, ¡eran mi tentación, mi talón de Aquiles! - Pero, esperen, ¿quién invita? -inquirí bromeando, sabiendo que la que pagaría sería yo.

- Sí son bandas raras, pero mejores que las que te gustan a vos Lauren - la fulminé con la mirada. - Además es patético, si quieres hacerme enojar no me digas Blake, que me gusta - comenté riéndome de ella. - Pero se que Lauren es lo peor que pueden decirte...
Yo soy la que invita! Acaso te cuesta creerlo? Bell no me estás ayudando mucho.
- Sí, en ese lugar he visto muchos pasteles, de todos los sabores y colores que jamás te imaginaste... Los de chocolate se veían exquisitos! Me muero por ir, vamos prima? a que Lauren es tan aguafiestas... - le dije delante de su cara para que se rinda de una vez... de todos modos siempre termino ganando yo, reí para mis adentros.

¿Desde cuándo le gustaba que la llamen Blake?, pensé. Estaba actuando extraña, quería parecer superior a mí, sabiendo que la que aquí mandaba era yo. Nunca tuve aires de superior, pero cuando se trataba de mi hermana debía imponerme ante ella pues sino haría lo que quisiera, y por supuesto, todo lo haría mal. Era bastante malcríada y chiquilina. Yo también lo era, pero tenía mis límites, ella no; como suele pasar con hermanas menores, siempre son las más consentidas después de todo. - Tú no puedes ir ni a la esquina sola -enjareté a Helena. Odiaba tener que ponerme en plan de mala, pero ella me ponía así y la que siempre quedaba en el medio era Bell, aunque ella nunca se metía y quedaba en el margen. - Vamos al estúpido bar -mascullé.

- Ya, déjense de pelear de una vez por todas - exigí algo cansada. ¿Cómo llegaríamos a un mes de convivencia si al tercer día vosotras estáis peleando como perros y gatos? – Podríamos ir al cine y a la vuelta pasaríamos a comprar pasteles. De esa forma, todos quedaríamos contentos y sin problemas, ¿Está bien? – ofrecí con una sonrisa en mi rostro. Pues si no las detenía ahora, la pelea iba a seguir hasta el momento en que se fueran a dormir.

Como sus rostros seguían igual de tensos y con una mirada desafiante me respondí a mí misma: - Si, claro que eso está bien – sin saber si ellas me seguirían caminé con las bolsas hacia donde Summer había dejado estacionado su auto. Todavía seguía lloviendo pero no tanto como antes por lo que mi humor no sería afectado.

Fulminé a Helena con la mirada y seguí a Bell mientras sacaba de mi bolsillo las llaves del auto para quitar la alarma. El auto dió dos leves bocinazos y pudimos entrar en el coche. - ¿Cine, bar o qué? -pregunté girándome en mi asiento de conductora para colocar las bolsas en los asientos de atrás. - Podemos ir a un restaurante o comprar algo por ahí y adentrarnos en el bosque para comer bajo los árboles, no lo sé, podemos ir de visita a Port Angeles que está muy cerca de aquí, también -propuse poniendo en marcha el auto. - ¿Te puedes apurar? -exclamé a Helena que todavía se encontraba en la calle.

- Ya ya no me apures - miré con cara de pocos amigos a Summer. - Vamos a Port Angeles, creo que por aquí no hay nada de bares ni ese tipo de lugares. Qué dices Bell?
- a mi prmia le agradaba cualquier tipo de salida que nosotras le propusiéramos generalmente.
- Además sería fantástico seguir conociendo estos pueblos - Sentí el cosquilleo leve que producía el motor del auto en el asiento y comencé a reírme sumida en mi mente...
Bell seguía con su radiante sonrisa mientras que por el contrario, mi hermana mayor me fulminó y puse cara de reproche.

Off (seguimos despues ok )

- Si, a mi me parece bien. Sería lindo ir a comer en el bosque y disfrutar de la naturaleza, pero si llueve nos embarraríamos y sería algo incómodo comer con la lluvia y el barro - comenté sobre los planes que ofrecían mis primas al tiempo que me ponía el cinturón de seguridad - Sugiero que vayamos algún otro día que esté el clima lindo, si es que lo hay.

Summer me miró sonriente por mi respuesta y movió la palanca de cambios a primera.
- ¿Qué libros te has comprado, Blake? - pregunté a Helena usando su segundo nombre ya que eso era lo que quería - A mí me ha agarrado curiosidad de saber sobre los mitos y leyendas de aquí. En cada pueblo que vayas siempre hay un mito interesante rondando y siempre he escuchado sobre ellos, pero como somos nuevas y no conocemos a nadie supongo que tendré que comprarme un libro que hable sobre ello - solté y al parecer a mi prima mayor no le pareció nada buena la idea debido a que cambió su sonrisa por un rostro serio. '¿Acaso esa idea es de mal gusto?', le pregunté a mi conciencia que al parecer volvió a estar inquieta como cuando me pregunté sobre aquello que casi se le escapa a mi prima en la tienda.
Seguí cuestionándome por unos minutos hasta recibir la respuesta de Helena que me sacó de mis pensamientos

Al ver el rostro serio de Bell, contesté a su pregunta - Ohh! No sabes los hermosos libros que he conseguido! Me compré unos de vampiros, me fascinan esas criaturas hace bastante y no estaba muy informada... - sonreí.
Me puse a pensar sobre esas maravillosas criautras... tan peligrososas y míticas, tan sanguinarias y poderosas, tan bellas...

Puse el auto en marcha cuando Helena subió. Las oí hablar sobre vampiros y me puse tensa, no me gustaba que hablaran de ello, tendrían que estar aterrorizadas; igual ellas seguían pensando que sólo eran criaturas míticas, nada serio. Pero no, las cosas no eran así, yo cada vez me confirmaba más la idea de que los vampiros existían y más aún en Forks. Miré por el espejo retrovisor, no había nadie. - Entonces, ¿el bar? -pregunté para asegurarme. Estaba atardeciendo y el cielo se iba tiñiendo de un color anaranjado.

- Pues si, ¿No habíamos acordado eso recién? - inquirí observando el rostro de mi prima mayor, ella estaba algo inquieta, como si algo que se encontraba en el tema de conversación le molestara o algo así. Nunca la había visto actuar de ese modo. ¿Se supone que debería preocuparme? ¿Será algo lo cual ella no quiere que nosotras estemos al tanto? 'Esto en verdad me preocupa', comenté a mis adentros e intenté enfocarme en otra cosa que no sea en esas ideas locas de la cual estaba ahora pensando. Pues sino, me volvería paranoica buscando un por qué a todo.

(off: Habran un tema nuevo)